Hoy, a las 8: La suerte de poder debatir en libertad

Hoy, a las 8: La suerte de poder debatir en libertad

Hoy es un día muy especial en nuestra particular democracia tabasqueña: Hoy se celebra a las 8 de la noche el segundo debate para gobernador que muy posiblemente definirá si no totalmente si en buena medida las preferencias definitivas de los tabasqueños sobre uno u otro candidato o candidata. No sobra decir que aunque el día (viernes social) y la hora no son muy propicios es nuestro deber ciudadano apartar dos horas para participar como espectadores en esta ceremonia que nos enaltece a todos y en la que todos tenemos que participar. Es muy importante estar juntos aunque cada quien conserve, afortunadamente, sus propias ideas y tenga sus querencias personales. Es así, juntos, como nadie nos podrá robar nuestro voto ni hablar sin permiso por nosotros. Si bien es cierto que el voto los indecisos lo deciden las dos semanas anteriores a la votación, y especialmente al momento de enfrentarse con la urna, ver el debate entre los candidatos y la candidata de los partidos y coaliciones que pretenden gobernarnos a los tabasqueños es un momento que no olvidaremos porque nos da la verdadera medida de aquellos que pretenden organizar nuestra convivencia. Años más tarde estas imágenes también nos serán útiles para recordarles promesas cumplidas o incumplidas y para ver la evolución política y emocional de estos personajes. Lo que lamento es que en el sistema político que tenemos solamente gane uno la gubernatura y los otros contendientes no tengan la oportunidad de seguir desde la oposición regulada contribuyendo con su esfuerzo al crecimiento de Tabasco. En cierta forma se entiende porque por mucho que se empeñen no pueden alcanzar un acuerdo. La talla de nuestros políticos no da para más. La única fidelidad que conservan es a sus posiciones anteriores y consideran inevitables unas una confrontación permanente, sin tregua alguna para revisar los intereses comunes, y esto podría evitarse si coincidieran en algo, en vez de discrepar en todo. Son tan poco formales que no hay forma de entenderse. Por fortuna, todavía hay gente que cree que el futuro es mejorable a condición de rescatarlo de las rodillas de los dioses, donde suele descansar, y enseñarle a caminar llevándole de la mano, para que no tropiece con la intolerancia. Veamos el debate porque a los que somos sinceramente mayores nos han engañado tantas veces que confundimos la verdad y nos refugiamos en la duda, que es la antesala, pero está llena y no hay dónde sentarse. ¿A quién votan las personas decentes? Hay muchas, contando a los resignados y a los escépticos de nacimiento, y las elecciones están tan cerca como parecen, mientras se ondean banderas aprovechando que el aire es de todos. Para los que pierdan el debate en su convicción íntima la convalecencia no será muy larga porque las urnas están a la vuelta de la esquina, pero lo más necesario para que vuelen las cometas sigue siendo el aire y algo ha cambiado en la atmósfera política a ciertas alturas. A los que hemos vivido bajo la bota de una dictadura nos emociona que la gente debata en libertad y por eso nos hacemos ilusiones de que las cosas cambien del todo para bien más temprano que tarde. Siempre hay que hacerse ilusiones, porque nadie nos las da hechas.