In Memorian
03/05/2025
Gracias, padre
HOY 13 DE ABRIL, pero de 2016, murió mi padre. A veces viene en sueños reales y me abraza. Me dice: "mi muchachito, te estás poniendo viejo". Y él está igualito que el día de su muerte. Nadie muere el día previo.
¿CAUSA DE SU MUERTE? La vida. Extendieron el certificado de defunción. ¿Características, huellas del cadáver? Ojos azules como el mar. Sonrisa de satisfacción en su rostro. Mi padre me lee y ríe. No te vuelvas loco, me dice.
ALEJARSE ES VOLVER. Nada separa de nadie. Volver es estar de ida nuevamente. Es incesante el flujo de la vida. Si hubiera menos preocupaciones, menos prisa, sería todo distinto. Yo no sé.
VE A DONDE TU MADRE Y ABRÁZALA. No importa las condiciones. Ni el pasado. Si está o no está. Si te dejó de ver. Si la juzgaste o no. Siempre llegaste cuando te esperó. Siempre estaba donde tú, aún que no la vieras está. Siempre está.
LA MISERIA HUMANA CONDENA TODO. En las demás especies no hay miseria ni condenas. El ser es libre. Porque es simplemente. No se necesita más, que la conciencia tranquila, y bondad en el corazón. Tu conciencia y corazón, padre.
SI NO TE HAS ENCONTRADO, NO TE PREOCUPES. No ceses en buscarte. La búsqueda es lo importante. Así como las respuestas tampoco lo son, sino las preguntas. Quien aprende a preguntar transita más claro en la vida. Así te vi, padre, transitar sin duda por el camino de la honradez, para otros una piedra. Alas y luz en ti.
VEN A MÍ, ME DIGO MIENTRAS ME ALEJO. Yo voy en el tren que raudo va hacia la última estación. He tratado de bajarme antes. Es imposible, me dijo el vigilante: "tu padre te espera. Y lo mismo tu madre y hermano". Canto en ruta de la última estación. Bienaventurados.
"QUE DURA HA DE SER LA CAMA DE PIEDRA", decía mi padre al escuchar a Cuco Sánchez cantar la canción de ese título. "Y el pan de piedra, peor", le decía yo, para ver qué decía. Y no decía nada, pero se me quedaba viendo, como decir "tú qué vas a saber de eso".
ESE DÍA, COMO DE FECHA DE HOY, 2016, me llamó una sobrina desde Michigan. "Tío, creo que atropellaron a mi abuelo". Yo no sabía. Eran las 9 de la mañana. Más no supe hasta la una, que me dijeron que había fallecido. Fue a comprar unos tacos, sin hambre, a donde la mesera le chuleaba los ojos. Satisfecho salió. Casi sordo, intentó cruzar la calle. Un auto lo embistió.
LEÍ ANTE SU FÉRETRO EL POEMA "Oh, mi capitán", de Walt Whitman. Luego bajó solemne a la tierra. Al encuentro consigo. Hacía frío esa noche y entré a un bar. Me tomé, lento, tres cervezas. Miré el bullicio, baile y música tropical, luces sobresaliendo en la semioscuridad. Imaginé el cuerpo de mi padre en el panteón.
"ES NUESTRO DESTINO, MI MUCHACHITO. Todos vamos a la muerte. Qué bueno que tú no crees en el infierno." "Pero tú tienes la culpa, padre ¿Te acuerdas, cuando me llevabas de la mano hacia la escuela. Yo tenía 6 años. Era el primer día. Y al pasar frente a la iglesia el tío Nacho se burló cuando le respondiste a dónde ibas. "A la escuela, a llevar a Toñito en su primer día", le respondiste alegre. Y el tío, burlón. : "¿Para qué lo llevas allá, Juan. Eres un tonto. Si solo aprenden en la escuela cosas del Diablo. Debes solamente traerlo a la iglesia".
GRACIAS, PADRE, por no hacerle caso al tío, que en Semana Santa actuaba como uno de los apóstoles.
(*Antonio Solís Calvillo escritor, periodista, político, profesor, falleció el domingo 25 de abril de este año. El 13 de abril publicó en sus páginas virtuales este texto dedicado a su padre, quien también falleció en un mes de abril pero de 2016. Toño Solís escribía, y publicaba, todos los días desde que se hizo el propósito de mantener esa disciplina. Colaborador de Presente, sus escritos siempre con un enfoque humanista y filosófico.)
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