La construcción, un as en la manga de AMLO; extenso uso de mano de obra

Tren Maya, Refinería, pero sobre todo los caminos rurales

LA ACTUAL crisis sanitaria y la obligada suspensión de las actividades económicas amenazan con una grave caída en el empleo, pero sobre todo en la fuente de ingresos de millones de mexicanos. Estamos ante un ciclo que puede ser vicioso: la falta de recursos en las familias puede hacer que caiga la demanda, y la carencia de demanda desembocaría en una oleada de quiebras. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene ya en su agenda una herramienta para evitar que la caída no sea tan drástica: la construcción.

Esto no es nuevo para AMLO. Cuando estuvo al frente de la delegación del INI-Coplamar en Nacajuca acudió al pleno empleo de la fuerza laboral local para lograr garantizar un ingreso a las comunidades y al mismo tiempo generar obras, las cuales a su vez resultaran de utilidad para los pobladores.

Posteriormente en la Ciudad de México, siendo Jefe de Gobierno, promovió la construcción en las condiciones propias de una comunidad urbana.

Aunque el polémico Producto Interno Bruto (PIB) en nuestro país está soportado por el llamado sector terciario (que incluye el comercio, servicios inmobiliarios, financieros y corporativos), en realidad sería impensable el crecimiento del producto sin el sector secundario (minería, la construcción y las manufacturas). Como también sería inviable sin el sector primario (la agricultura, la ganadería y la pesca, entre muchas otras).

Pero hablemos brevemente de una clara apuesta de López Obrador, de su as bajo la manga: la construcción.

UNA OPORTUNIDAD DORADA

AHORA que, contra toda resistencia, el Presidente reinició sus giras de trabajo, el énfasis está puesto en las obras del Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas; así como en otros mega proyectos.

El sector de la construcción beneficia a más de 60 ramas de la actividad industrial como el acero, hierro, cemento, arena, cal, madera, aluminio, herramientas, etcétera. Y sus resultados se pueden observar en carreteras, viviendas, escuelas, hospitales, puentes, vías férreas, presas, lugares de esparcimiento; muchos más.

Pero sobre todo, es una actividad que utiliza una masiva e intensiva mano de obra. Por si fuera poco, en el lugar donde se realizan las labores de construcción, surge un microcosmos de empleos diversos, muchos de ellos informales.

Recientemente, Federico Cerdas, de Global Businesses Inc, comentó en un Foro Virtual organizado por Forbes México que a México le espera una oportunidad de oro para el sector de la construcción una vez terminado el confinamiento. Según este destacado ingeniero y gerente, Estados Unidos sufre por haber dejado “la proveeduría de insumos y la manufactura de equipos estratégicos del otro lado del mundo”. Ahora buscará plazas más cercanas...

“México –asegura- será el mayor ganador de este descubrimiento, porque eso nos permitirá aprovecharnos al ciento por ciento  del T-MEC, que entrará en vigor el uno de julio, esto detonará la necesidad de Hubs (puertos) industriales que a su vez requerirán de toda la infraestructura como carreteras, aeropuertos, zonas residenciales que soporten a los colaboradores, centros comerciales y demás entidades que permitan que los negocios progresen”. (Forbes, 30/V/2020)

Pero la visión de AMLO va más allá, en lo social. Porque la industria de la construcción genera unos 6 millones de plazas formales y 3 millones de empleos informales en México. Pueden ser muchos más estos segundos, por supuesto; sobre todo porque le decía que donde se realiza una obra surgen una serie de necesidades cubiertas por labores indirectas. Ahora bien, si se trata de un bien público el impacto social resulta expansivo.

LA OTRA RUTA

NO ES CASUAL, entonces, que en la reanudación paulatina de las actividades económicas la construcción se convirtiera en esencial. Las circunstancias derivadas de la pandemia confirmaron no sólo la viabilidad sino también el acierto de un plan previsto por AMLO desde julio de 2018 cuando anunció una inversión de 500 mil millones de pesos en 2019 para siete programas prioritarios de su gobierno, entre ellos, la reconstrucción de viviendas dañadas por los sismos de septiembre de 2017; llevar Internet a todo el país, y construir el Tren Maya, además de 300 caminos rurales, sin maquinaria, sólo con mano de obra.

Aunque la polémica y el interés de los grandes capitales se ha centrado en los megaproyectos como la refinería, el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la ruta Transístmica, el núcleo del proyecto de AMLO en lo social está en el empleo ampliado de mano de obra local, siendo el ejemplo más claro la construcción de caminos rurales en Oaxaca.

Lo dijo en diciembre de 2018 en Analco, Oaxaca: “Cuando se usa mucha maquinaria se desplaza mano de obra, cuando se hace un camino con revolvedora hay más trabajo para la gente”.

Pareciera que estaba anticipando lo que ahora será fundamental en su agenda: “Se va a reactivar la economía (con la construcción local), se beneficia a los comerciantes, se benefician trabajadores y en el efecto multiplicador, se beneficia la comunidad y también nos beneficiamos los gobernantes, porque me quitan un poco de carga, porque me ayudan a gobernar”.

AL MARGEN

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