La crueldad de la pandemia y la esperanza de la vacuna /II y último

La geopolítica y el poder económico abren el espacio para una brutal competencia en la producción

En lo que pareciera ser una carrera contra el tiempo los gobiernos de todos los países del planeta se aprestan a vacunar a sus respectivos habitantes en el menor tiempo posible. De la rapidez con que lo hagan depende la vida de muchos seres humanos, la reactivación económica y la recuperación de los empleos perdidos por la pandemia.

Sin embargo, el exacerbado individualismo egoísta tiene en las vacunas contra el Covid-19 el más nítido y desconcertante ejemplo. Al igual que con el prologado y cruento periodo de la pandemia, la fase de su extinción a través de las vacunas ha puesto al descubierto un orden mundial profundamente injusto y desigual.

La geopolítica y el poder económico abren el espacio para una brutal competencia en la producción, distribución y aplicación de las vacunas. Así Estados Unidos, China, Reino Unido e Israel son los países que llevan la delantera; en la Unión Europea los países que la integran están en el “estira y afloja” por las vacunas; y los países subdesarrollados solo esperan la solidaridad a través de la iniciativa COVAX diseñada por la ONU para “favorecer un reparto equitativo” de las vacunas contra el Covid-19, de las que planea distribuir un total de 337 millones en una primera fase que comenzará entre finales de febrero y principios de marzo.

La globalización neoliberal hace más visibles sus más oscuros intereses como resultado de una pandemia que, con toda su crueldad sanitaria y económica, se ha diseminado por todo el planeta. La esperanza que la sociedad global abrigó las vacunas se ha venido desdibujando con su injusta y desigual distribución. Un bien escaso con un valor extremadamente vital saca a relucir las conductas más ruines y mezquinas: primero voy YO y luego sigo YO.

Ante la limitada colaboración internacional de los países ricos para combatir un mal que afecta a todo el planeta, el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanon, advierte que “la ruta más rápida para acabar con la pandemia y acelerar la recuperación económica global es asegurar que algunas personas sean vacunadas en todos los países, no que todas las personas de algunos países se vacunen”. El propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lamentó el "fracaso de la solidaridad" frente a la vacunación al observar que los países más ricos compren dosis más allá de sus necesidades "mientras que los más pobres del mundo no tienen ninguna".

Al respecto el representante de México en la ONU, Juan Ramón de la Fuente, reiteró ante el Consejo de Seguridad la urgencia de impulsar acuerdos para que las vacunas contra el Covid-19 sean accesibles para todos, sin excepción. Por eso, el Presidente AMLO y su arraigada convicción expresada en su reiterada frase: “por el bien de todos, primero los pobres”, puso a disposición de la ONU algunas de las pocas vacunas que habían llegado a México sin ser un país rico. Acción que, si bien fue más simbólica que efectiva, le valió el reconocimiento de no pocos países del orbe.

La conducta política del Presidente AMLO, cincelada con tres décadas (1988-2018) de lucha a favor de las causas sociales, logró que su proyecto antisistema el apoyo mayoritario por la vía pacífica y en elecciones democráticas. A dos años de su gobierno somos testigos de las profundas transformaciones que ha puesto en marcha, como el combate a la corrupción y a los privilegios, así como el rápido y amplio despliegue de sus programas sociales… Todo con el objetivo de reducir las profundas desigualdades que dejó 36 años de neoliberalismo.

No obstante que nuestro país ha logrado una serie convenios para inmunizar a más de 120 millones de mexicanos, son pocas las vacunas que nos han llegado. Pero eso no importa a la derecha conservadora y su inagotable capacidad para bombardear al gobierno federal, en especial ahora que los efectos sanitarios y económicos de la pandemia se han intensificado y que el inicio de la vacunación se aprecia con una lentitud desesperante.

Hacen absurdas comparaciones entre los vacunados en Estados Unidos, que tiene el “sartén por el mango”, y los de México. Lo curioso es que padecen de amnesia cuando se habla de contagios y decesos, en donde a Estados Unidos le ha ido como en feria. También observamos la lamentable polémica que levantó la vacuna rusa Sputnik V, por aquellos derechosos incultos que aún creen que Rusia es socialista.

Con el proceso electoral en marcha la derecha conservadora, representada por la alianza electoral “Va por México”, sus medios de comunicación y su camada de opinadores, quieren aprovechar al máximo la intensificación de la pandemia, la caída del 8.5% de la economía, los millones de desempleados, los últimos datos del Inegi que superan en alrededor del 70% los decesos dados a conocer por la secretaría de Salud y hasta la enfermedad del Presidente AMLO.

Aun con todos los pesares, discordias y ataques, las vacunas siguen siendo la única esperanza para superar la crueldad de la pandemia y reactivar la economía.