La derecha, ambientalista con signo político

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En la historia reciente, no hemos observado una derecha política en el mundo tan desencuadernada, tan fracturada, sin rumbo, sin proyecto y desprestigiada como la derecha en México. Esta derecha, involucrada en juicios penales, carece de propuestas, de líderes, de estrategas y de un candidato que la unifique dentro de un creíble y confiable proyecto nacional. Algo que ha mantenido unida a esa derecha hasta el día de hoy son el dinero fácil derivado de negocios sucios, los insultos a AMLO y llevarle la contraria en todo al gobierno de la 4T.

Cuando el gobierno de la 4T inició el rescate de Pemex, anunció la construcción de la refinería Olmeca en Paraíso, la compra de la Deer Park y la rehabilitación de las seis refinerías que abandonaron los gobiernos del PRIAN, los voceros de la derecha no sólo anunciaron malos augurios contra esos proyectos, sino que de la noche a la mañana les nació una vocación ambientalista y un amor por las energías limpias y por la naturaleza.

Hoy que el proyecto del rescate de Pemex y de lograr la auto suficiencia energética está brindando frutos económicos, la derecha no dice nada. No dice nada tampoco que en el Estado de Sonora se ha construido el parque fotovoltaico más grande de América Latina, y que en su construcción se han invertido mil 600 millones de dólares en una superficie de 2,000 hectáreas. Esta planicie se encuentra totalmente cubierta de celdas solares. En una primera etapa la obra contempla la construcción de una línea de transmisión de 25 kilómetros y por medio de ella se entregará la energía generada a los Estados de Sonora, Chihuahua y Sinaloa.

Y lo más optimista de todo esto es que esta planta, que será inaugurada el próximo mes de abril, será propiedad de la Comisión Federal de Electricidad y del Estado de Sonora. Aquellos miembros de la derecha, supuestamente amantes de las energías limpias, y aquellos diputados serviles de España y de la empresa española Iberdrola que se opusieron al proyecto de reforma energética de AMLO, no dicen nada. 

Otra gran noticia más, muy buena para México, es que de los diez parques industriales que se instalarán en el Corredor Transístmico Coatzacoalcos-Istmo de Tehuantepec, cuatro serán destinados para desarrollar energía eólica y serán administrados por la Comisión Federal de Electricidad. Aquí tampoco tendrá jugada, Iberdrola, Calderón y sus socios españoles.

En conferencia de prensa en Palacio Nacional, AMLO declaró que este proyecto de generar energías limpias fue parte de los acuerdos que México suscribió con el gobierno de los Estados Unidos para combatir el cambio climático. El presidente de México dijo que: "El 19 de marzo en el Istmo y en Veracruz, legisladores estadounidenses vienen con el embajador Ken Salazar y el 21 de marzo que vamos a Guelatao por la tarde, después del acto, vamos de nuevo al Istmo porque es probable que estará John Kerry..." (enviado de la Casa Blanca para el cambio climático) con motivo de los parques eólicos.

Estos parques, dijo, serán de la CFE y serán construidos con el aporte del financiamiento de los Estados Unidos o de bancos de ese país con tasas muy bajas y participarán en su construcción empresas mexicanas y estadounidenses. Sabemos que este corredor Transístmico, Tehuantepec-Coatzacoalcos, se ubica en la zona más angosta de México entre el Pacífico y el Atlántico y está considerado como la obra magna de infraestructura del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Este corredor permitirá el transporte de un millón 400 mil contenedores al año y cada contenedor tiene una capacidad de 22 a 28 toneladas.  Este corredor es considerado por los expertos como "...una alternativa de conexión comercial entre ambos océanos más económica y veloz que el canal de Panamá". 

Y estas reflexiones o comentarios surgieron a modo por la nota que el Diario Presente publicó el pasado viernes 10 de febrero. Leemos en ella que el Juez de Distrito del Juzgado Primero de Yucatán, Adrián Pérez Novelo otorgó una suspensión para las obras en el trayecto de Cancún a Tulum. Apoyando una demanda que interpuso el colectivo ambientalista "SélvamedelTren" debido a una supuesta pasión por la ecología y el medio ambiente, propio de la derecha, "La decisión del juez, dice la nota de Presente, ordena parar la destrucción de la flora en unas 354 hectáreas de selva hasta que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Humanos (Semarnat) no otorgue el cambio de suelo".

Les informo a esos amantes de la naturaleza que durante el sexenio de Luis Echeverría se iniciaron los trabajos para construir el centro turístico de Cancún. Recuerdo que quien dirigió inicialmente el fideicomiso para realizar esas obras fue nuestro paisano y siempre bien recordado, Nicolás Reynés Berezaluce. Cuando me tocó viajar en 1974 por esas costas de Quintana Roo, aparte de las zonas arqueológicas, sólo Islas Mujeres existía como lugar turístico con hoteles y el mar del Caribe. Y al viajar de norte a sur, de Puerto Juárez rumbo a Chetumal, todo ese camino rústico, muy angosto, atravesaba prácticamente pura selva virgen. Y no les miento, mientras manejaba a través de la selva a una velocidad moderada me tocó ver animales silvestres, ver pequeños venados y pavos reales atravesando ese camino rústico. 

La magna obra de Cancún en aquellos años arrasó con esa parte de la selva y ningún chilango fifí dijo nada porque a éstos nunca les interesó el Sureste de México, salvo para ir a turistear. Y además en aquellos años de férreo presidencialismo dictatorial, quién le iba a decir NO a Luis Echeverría: cualquiera que lo hubiera hecho como hoy vociferan contra AMLO y lo insultan, hubiera terminado en Lecumberri o a tres metros bajo tierra en el Ajusco. Tampoco esos defensores del medio ambiente, esos chilangos fifís, dijeron nada cuando en el Lago de Texcoco el gobierno de Peña iba a construir un aeropuerto.

Recordemos cuando en Tula, Hidalgo, Felipe Calderón anunció la construcción de la refinería Bicentenario. Con un fervor nacionalista que me recordó la vehemencia y la emoción que le ponía Fidel Castro a sus discursos, de igual forma Calderón en 2008 anunció la construcción de una refinería que nunca se construyó. De esa ocurrencia, sólo quedó una barda abandonada que costó al país 620 millones de dólares tirados a la basura, 700 hectáreas abandonadas y 300 campesinos sin tierra. De eso, los ambientalistas no dicen nada, ni se desgarraron las camisas como lo hicieron cuando el presidente Andrés Manuel anunció la construcción de la refinería Olmeca en Paraíso, Tabasco. ¿Usted qué opina?