La empatía con los pueblos desde una cultura visual

¿Qué significa la razón de ser? El escritor Octavio Paz lo define de esta manera: generaciones que dejan fluir su propia espontaneidad

¿Qué significa la razón de ser? El escritor Octavio Paz lo define de esta manera: generaciones que dejan fluir su propia espontaneidad. El fotógrafo David Trujillo Abreu pertenece, sin duda, a ese tipo de generación.

Desde joven supo mirar hacia en el horizonte. No sólo se cambió la piel sino el alma. Y sin pensarlo se propuso un reto: ir a las comunidades para descubrir su riqueza cultural.

Como el David y Goliat, este personaje de la lente se enfrentó a un sinnúmero de complicaciones, pero al final, con su talento salió vencedor en esa lucha que a la fecha persiste para otros. 

De raíces, tradiciones y costumbres, así es como se define. Y la fotografía lo llevó a encontrarse, a enriquecer su espíritu de la mano de Edmundo Segura, Hermilo Granados, Yolanda Andrade, Arturo Fernández, y su gran maestro Israel “Chacato” Zúñiga.

Sus exposiciones van en el entorno urbano, pero igual no deja de abrazar la cultura popular. De ahí nació: “Tabasco… Matiz, Color y Sentimiento”, presentando más adelante imágenes de la “Danza del Pochó”, “Del baila viejo”, “Del Caballito Blanco”, lo que sirvió para documentar lo que hoy casi se va perdiendo.

Y si hablamos de herencia, David Trujillo con toda su experiencia construida desde hace 25 años, se abrió el camino para dar cauce a la promoción cultural.

“Empezamos a hacer proyectos en las comunidades, y a visibilizar ese reclamo social, que era la falta de impulso a ese trabajo”.

“Y lo importante es que quien se dedica a la fotografía debe dominar no sólo el conocimiento técnico, sino la lectura y la historia del lugar donde vive para poder crear una cultura visual personal”.

Porque –dice- la foto tiene un objeto: transmitir un mensaje sensible hacia el espectador, y es quizás lo más difícil de lograr.

“Se formó un sentido de empatía con los pueblos inspirado en la confianza, hasta que abrieron sus puertas, y como garantía, luego se presentaron las fotos en las explanadas de esas comunidades que se visitaban”.

El artista supo enlazar una comunicación entre la cámara y las personas, en donde formó un poder de contagio, de deseo… de sueños, al final, las exposiciones para saber quiénes eran y cómo estaba retratada esa realidad.

La música no se la llevó el viento. La danza no se quedó olvidada. Todo quedó en un registro para la historia, esa historia llena de emociones, nostalgia y alegría, porque a pesar de que el tiempo pase, todo queda en la memoria de un hombre que sigue con su trabajo buscando cómo descubrir, decir, describir e iluminar nuevas culturas.

Sin dejar de mirar al horizonte David Trujillo piensa en esos jóvenes de hace 25 años que participaron en aquel movimiento, de los cuales está seguro siguen formando a otras generaciones en la cultura popular.

“La vida es de luz, sobras y de contrastes”, apunta con seguridad, mientras piensa en nuevos retos, al mismo tiempo que guarda silencio… resguardado por la pandemia.

PARÉNTESIS

La pandemia de COVID-19 es una tragedia, pero también ha permitido el acceso a gran cantidad de productos culturales de todo el mundo y que muchos nos hemos visto obligados a estar con nosotros mismos, sostiene la traductora Selma Ancira. En este mismo sentido la titular de Cultura de Tabasco, Yolanda Osuna, destacó recientemente cómo el confinamiento obligó a buscar nuevas formas imaginativas de salvarnos a través del arte. (kundera_w@hotmail.com)