La excusa como una de las bellas artes

La excusa como una de las bellas artes

El excelente jugador colombiano, James, que se llama igual que se pronuncia, cuando jugaba en el Real Madrid fue detenido por la policía tras huir a 200 kilómetros por hora. Es la primera vez que un futbolista supera la velocidad legendaria de Bale, pero cuando se bajó del coche dijo que corría porque creyó que se trataba de un secuestro. Es la mejor disculpa de los últimos tiempos. Y ahora en México, a punto de celebrar elecciones estamos dando una clase magistral de elaboración de excusas necesarias para que los que pierdan justifiquen su derrota.

Los priistas la tienen fácil y adelantan que no serán ellos los culpables de la debacle sino el “efecto AMLO”. Y los de MORENA tampoco tienen que quebrarse mucho la cabeza porque basta con decir que la corrupción y la mafia del poder les va a arrebatar un triunfo que a todas luces sería legítimo si no es porque no tuvieron los votos suficientes. Nada nuevo bajo el sol y se echan en falta escusas más imaginativas que parece que no se encuentran en los laboratorios electorales ni en los “cuartos de guerra” de los candidatos.

El problema para estos políticos, descreídos de sus propias capacidades, y que ya se dan por perdedores, es que todo parece indicar que el famoso “voto cruzado”, -que no es otra cosa que decir tu si pero tu compañero de partido no-, va a tener una importancia fundamental en el resultado final de esta consulta electoral que va a ser histórica, esta vez sí, por muchas razones. Por eso la innovación de la excusa debiera considerarse como una de las bellas artes, ya que los políticos, y otras gentes de escasa solvencia moral, siempre repiten sus coartadas. Los cronometradores de la carrera hacia la presidencia dicen que los que aguardan en la cinta de llegada lo que quieren es que llegue alguien.

Están cansados de esperar y la espera agota la esperanza, que es lo penúltimo que se pierde. Hasta los místicos, que tan alta vida esperaban, llegaron a desesperarse por su tardanza. De Santa Teresa se cuenta que la sorprendieron sus monjas bordando con gran entusiasmo. Para disculparse, les dijo: “Son estas, cosas para entretener la espera”. En México, donde evidentemente el número de pícaros es muy superior al de místicos, ambas partes desean que se acabe la intriga. Que gane el que gane, pero que su victoria llegue cuanto antes.

Por lo menos a tiempo de no cantar derrota. Otra cosa será lo que ocurra en la elección a los cargos locales en los estados, y particularmente en Tabasco, en donde ya estamos viendo como se está mercantilizando la elección que con declinaciones en barata ha abierto las puertas del negocio inmediato. Quienes nunca hemos hecho un negocio, ni siquiera con nuestro ocio, volveremos a preguntar el año que viene, si es que nos encontramos en disposición de hacer preguntas, sobre en donde quedaron los mercaderes y si les fue rentable vender su alma al diablo. Seguramente ya tendrán excusa para justificar que al final de la jugada se quedaron como “el perro de las dos tortas”, ladrando y hambriento.