Tóxico y fragmentado

La guerra de Rusia que aún sostiene desde el 24 de febrero de este 2022, en territorio de Ucrania, en el contexto de la geopolítica no es la única, aunque sí mediática y cruel.

Qué distinto sería este mundo si el inmenso presupuesto económico asignado a la guerra, o bien a explorar el espacio, se destinara a abatir las marcadas asimetrías en la calidad y vida y desarrollo social de una multitud cada vez más creciente y miserables; los países africanos, América Latina son botones de muestra; y en México comenzando por los pueblos originarios, los indígenas, que no solo habitan en Oaxaca.

Puede más la ley del más fuerte, la ambición de poder político, económico y social, sin importar nada ni nadie que le pueda representar una amenaza a sus mezquinos intereses. La guerra de Rusia que aún sostiene desde el 24 de febrero de este 2022, en territorio de Ucrania, en el contexto de la geopolítica no es la única, aunque sí mediática y cruel.

Una sinrazón de gran calado que trastoca la sustentabilidad en todos los órdenes, aún más en el suministro alimentario, energético y sus derivaciones impactando en el fenómeno inflacionario que pulveriza la economía de la aldea global, a unas naciones más que a otras, agudizando el estatus de precariedad reflejada en una disminuida subsistencia.

Una lucha de egos por saberse el dominante que tiene destruido al planeta, así como la diversidad de ecosistemas, incluidas la flora y fauna. Una ambición reflejada en un planeta con un incontenible problema del efecto invernadero, el cambio climático, impactando al orbe.

Los compromisos por implementar políticas públicas plasmados en protocolos y otros documentos no se cumplen con rigor entra las selectas naciones poderosas del G7, ni por el G20 en el que se incluye países emergentes como México. La Cumbre de Davos evidencia también un evento quedado en intenciones.

La Organización de las Naciones Unidas, con sus distintos ramales, y demás instancias, jamás han tenido el peso específico por hacer válida su jerarquía. Ninguna alianza internacional tiene el interés por cumplir lo pactado.

La devastadora epidemia SarsCov2, oficialmente consignado el primer caso en China el 27 de diciembre de 2019, transitó hacia una pandemia permeando evidentemente al mundo, con el saldo de millones de contagios y muertes hasta que a diciembre de 2020 se lograron las primeras. Si n embargo, las diferencias de solvencia financiera impidió a gran parte de las naciones no tuvieran la capacidad para adquirirla y rescatar a sus habitantes de contagios mortandad. 

Independiente del confinamiento al cierre de toda actividad, excepto hospitales, farmacias, funerarias, gasolineras, y supermercados, la parálisis entre las naciones caló hondo en la marcha de una normalidad que jamás será la misma. Aunque el mundo pareciera no tener conciencia de que el covid19 se mantiene con sus variantes, tendiendo a ser estacional, así como la Influenza H1N1 emergida de territorio mexicano en 2009.

La Tercera Guerra Mundial desde hace mucho inició extendiéndose de a poco por territorios, y no es armamentista por posesión de territorios, sino que es por el agua en paradoja ser un recurso renovable a ser finito. Aún más increíble que este recurso hídrico vital para la subsistencia cotice en las bolsas de valores del mundo.

Los jefes de Estados ni la humanidad tienen la sensatez para cambiar el destino de una destrucción per se. Por lo contrario, continúan empecinados en seguir desafiando a un ecosistema ya casi en ruina hasta la extinción.

Qué distinto sería el mundo en la inteligencia de tener la capacidad de diálogo para conciliar lo que debiera corresponder en pro de cohabitar en armonía, privilegiando el bien estar común, sobre el entramado de la solidaridad y subsidiariedad, con el racional aprovechamiento de la naturaleza en favor.

«Un Mundo Feliz», la obra literaria que data de 1932, autoría del británico Aldous Huxley, versado en el futurismo se quedó ahogado por la humanidad en lo utópico. No hay reversa, lastimosamente siendo la humanidad dotada del raciocinio en vez de aprovecharlo en favor lo ha hecho en contra. La ley del más fuerte pervive, y también sus consecuencias.

eduhdez@yahoo.com