La incertidumbre…el otro síntoma del Coronavirus: El que aguanta, gana

La declaración de Emergencia decretada, de momento, hasta finales de abril, pero sin descartar que pueda durar hasta ¡agosto o septiembre!

La declaración de Emergencia decretada, de momento, hasta finales de abril, pero sin descartar que pueda durar hasta ¡agosto o septiembre! nos tiene a todos con el corazón en un puño. Es otro síntoma del Coronavirus: “la incertidumbre”. ¿Qué pasará con el curso escolar, con los trabajos y con la economía en general de México? Por citar solo algunas de las inquietudes que nos sobrevuelan todos los días, y a todas las horas que son muchas más de 24, por estos días que son infinitos en su crueldad. Certezas tenemos muy pocas. Tal vez que en efecto todo parece indicar que la enfermedad que nos ataca está golpeando a nuestro pueblo bastante menos que a otros países y razas y eso, en sí mismo, ya es un alivio, aunque no suficiente. Porque vemos como baja el precio del barril de la gasolina a poco más de 10 pesos y como se derrumban los empresarios y las empresas que hasta ahora creíamos que eran nuestros gigantes. Vivimos en un sin vivir pero respiramos cuando menos. Como sociedad organizada en Tabasco podemos constatar que, si no al ciento por ciento sí se puede decir que estamos cumpliendo con las expectativas. Y la gente se ha concienciado de la necesidad del encierro en nuestras casas o, por ser más exactos, la reclusión en nuestros domicilios, que parece lo mismo pero no lo es. Porque mucha gente no tiene casa y solo ocupa un espacio a cambio de dinero que tiene que pagar todos los meses, cuando no sabemos si habrá un después en tantas y tantas cosas como una remuneración salarial o los pequeños beneficios de algún negocio, de esos que ahora se llaman de emprendedores, pero que en realidad son asientos para descansar el hambre, y porque cuando pasan unos días nos damos cuenta de que no hay mucha diferencia con estar entre las cuatro paredes de una celda, por más que nos acompañen las siempre benéficas personas de nuestra familia. Sin embargo siempre queda algo de esperanza y por ejemplo hay que ver la forma en que hemos reaccionado al saber del contagio de nuestro gobernador, Adán Augusto López, en donde junto a unas escasas voces, que siempre existen, de críticos acérrimos del sistema, sea de la línea que sea, la mayoría de los tabasqueños nos hemos entristecido por la enfermedad y deseamos que nuestro mandatario alga con bien de esta, cosa que seguramente así será porque AALH es muy fuerte y se fortalece con la adversidad. No estamos muy mal que digamos y compruebo todos los días como amigos y conocidos respetan todo lo que pueden las medidas de cuarentena obligada. Dicen algunos economistas que acertaron en sus pronósticos de las otras crisis económicas precedentes, que la recuperación será mucho más rápida pero que a partir de ahora el mundo será diferente. No sabemos si mejor, pero si diferente. Nada nuevo bajo el sol que sigue calentando cada vez más fuerte. Los políticos no salen muy fortalecidos y es su ventana de oportunidad de cambiar modos y maneras, los empresarios se están viendo muy frágiles y también se han dado cuenta que pueden desvanecerse en un plis plas, y nosotros, los ciudadanos de a pie, los que siempre pagamos los platos rotos por ambos colectivos mencionados con anterioridad, nos hemos vuelto un poco más humanos y estamos aprendiendo a recuperar las cosas verdaderamente importantes y a cambiar algunos códigos de comportamiento egoísta que a veces hacía de nuestra sociedad un lugar insoportable. No queda otra que aguantar, que al final el que aguanta gana.