La ley de imprenta conservadora

La ley de imprenta conservadora

La Ley de Imprenta o Ley Lares fue promulgada por el dictador traidor Antonio López de Santa Anna el 25 de abril de 1853,  con el fin de cerrar la puerta a cualquier expresión opositora, reglamentando acciones arbitrarias que ya se venían realizando durante los gobiernos conservadores en contra de periodistas e impresores a los que sometían a una férrea censura.

Esta Ley fue abrogada por los Artículos Sexto y Séptimo de la Constitución Política de la República Mexicana promulgada por los liberales el 5 de febrero de 1857, la parte dogmática de la Ley Suprema, que señala que “la manifestación de las ideas no pude ser objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa y que es inviolable la libertad de escribir y publicar impresos”

La Ley Orgánica expedida por el Congreso de la Unión en 1861 reafirmaba esta libertad, que se mantuvo en todos los territorios controlados por el gobierno legítimo y todas las restricciones conservadoras fueron definitivamente abrogadas al restaurarse la República e inaugurarse un período de libertades plenas.

La Ley Lares de referencia , que añoran los conservadores apátridas, establecía algunas de estas lindezas:

1.- Todo impresor debe registrarse ante la autoridad, señalar este registro en su fachada y en cualquier impreso que debe llevar los datos del impresor y fecha del mismo.

2.-Antes de publicar cualquier impreso se deberá entregar (para su revisión) un ejemplar al Gobernador o autoridad política del lugar y otro a la autoridad fiscal.

3.-Todo expendedor, fijo o ambulante, deberá contar con el registro y autorización de la autoridad.

4.- Para poder  publicar un periódico, el impresor responsable tenía que cumplir una gran  serie de requisitos ante la autoridad, y dejar en depósito una fuerte cantidad en efectivo.

Esta Ley reglamentó acciones que ya se venían realizando de tiempo atrás , para proteger los interese de la Iglesia Católica, calificando de sediciosos o subversivos los textos que atacaran a la religión o al gobierno o publicaran doctrinas encaminadas a trastornar el orden o “las buenas costumbres”, acciones que se castigaban con fuertes multas o clausuras y cárcel.

Esta es la Ley que añoran los conservadores, a los que les molesta la libertad que como nunca disfrutamos en un México en  que los apátridas pueden insultar, mofarse, mentir  y calumniar a la autoridad sin que pase absolutamente nada ni administrativa, ni  penal, ni fiscalmente. Clara la diferencia entre un gobierno conservador y otro liberal, pero por favor, no confundir con los neoliberales traidores a la Patria.