La mano maestra que mece la cuna de la política mexicana

La mano maestra que mece la cuna de la política mexicana

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La mano maestra que mece la cuna de la política mexicana

La candidatura de Anaya dinamita al PAN y al PRD: vuelta al bipartidismo, pero cambian los actores: MORENA y PRI. Definitivamente hay una mano maestra, invisible, brillante o perversa, o las dos cosas a la vez, en la política mexicana. Pero el escenario que tenemos en este país no puede ser producto de movimientos naturales de los partidos políticos, sino que hay alguien, o “alguienes” que mecen esa cuna. Pensé que lo había visto casi todo y preveía lo que me faltaba por observar, pero lo que ocurre jamás de los jamases podía haberlo supuesto. El panismo derechista, dividido por un arribista que, a base de traiciones, y después de fragmentar por primera vez al PAN, va a ser el candidato, perdedor, a la Presidencia de la República con el apoyo del PRD que hasta ahora al menos se le suponía un partido de izquierdas. El PRD roto por su izquierda, y por el Centro, con abandonos históricos de históricos militantes, como Mancera que se deslinda de la misma coalición que el mismo ideó en un día desafortunado, en un momento de debilidad, sin pensar en las consecuencias, sin tener plan B. El control de daños ni siquiera se puede hacer aún, ya que tienen que pronunciarse los electores, pero todo parece indicar que las consecuencias de esta coalición -estrafalaria, anti natura, y caprichosa- serán muy graves. El panismo se desmorona y se divide entre los seguidores de Margarita Zavala que seguramente apoyará, de una u otra manera, al priista José Antonio Meade, y los que serán fieles al espíritu histórico de ese partido, aunque ya no exista. Los perredistas difícilmente votarán por un candidato como Anaya, al que se le identifica con la derecha rancia y como lo peor de la política mexicana. Acusado de enriquecerse con la política y de haber hecho el papel de Caballo de Troya para dinamitar a un partido que ha aportado a México muchas de las buenas etapas de estabilidad que nos han permitido llegar hasta aquí, más o menos en el camino a la modernidad, Anaya será el “muñeco roto” del panismo. Los perredistas posiblemente prefieran votar a AMLO o volver a sus orígenes priistas. Es la vuelta al bipartidismo, solo que cambiando los actores. A partir de ahora la lucha será entre PRI y MORENA y los demás serán satélites usables en cada momento, a base de compras o rentas de votos. Una mano maestra ha diseñado este nuevo escenario. No cabe la menor duda.

Por Antonio López de la Iglesia