La moneda… en el aire

El coronavirus se equipara al juego de la pirinola que al girarle cae por el lado del “todos pierden” con su intempestiva irrupción para despojarle a la humanidad del particular estilo de vida entre naciones

El coronavirus se equipara al juego de la pirinola que al girarle cae por el lado del “todos pierden” con su intempestiva irrupción para despojarle a la humanidad del particular estilo de vida entre naciones, sociedades, colectividades e individuos. La puja por el empoderamiento político de gobernanza en la vía electoral también está incluida dentro de esta fatalidad, obligándole a replantearse en México y el mundo.

En el encuadre de los casi dos siglos del sistema de un gobierno presidencialista por el que se ha regido México desde que el 4  de octubre de 1824, cuando se se promulgó la primigenia constitución como país federado, el voto ha sido el común denominador en todos los tiempos y en todas las circunstancias de la vida democrática, indirecta y en la actualidad directa.

Teniendo en cuenta que  el voto por voluntad popular de los 92 millones 005 mil 196 ciudadanos registrados en el Listado Nominal de Electores del INE, con corte al 11 de diciembre de este 2020, el mandato constitucional de renovar periódicamente a las autoridades de gobierno, federal y locales, tendrá que llevarse a cabo el seis de junio próximo en la concurrencia de que todo el pacto federado de los 32 estados tendrán que renovar a sus  autoridades, ejecutivas y/o legislativas.

Con la permisibilidad de la reforma política del 10 de febrero de 2014 que dio paso a un Sistema Nacional de Elecciones en el que la rectoría le fue atribuida al Instituto Nacional Electoral, este y los 32 organismos públicos locales electorales está el desafío por organizar las votaciones en medio de una emergencia sanitaria que no estaba en la agenda pública de nadie, excepto China que la ocultó.

Ante la coyuntura del acecho de un enemigo invisible y letal, este sistema nacional de elecciones ha tenido que redefinir la ruta logística de cada una de las actividades preparatorias en la ruta de implementar e innovar estrategias para lograr sostener e incrementar el propósito esencial de la participación ciudadana, aun en la sana distancia como primera acción de las medidas sanitarias.

Una participación ciudadana que está en la conciencia justo de 92 millones 005 mil 196  electores actuales, quienes en su reflexión deben ante todo despojarse de todo prejuicio cultural que conlleva al abstencionismo para acudir a la urna que le corresponda para ejercer un derecho político, pero también patriótico nacionalista de cumplir con el deber de votar por sus gobernantes.

En la transversalidad de los fundamentos de Verdad, Diálogo y Exigencia que normaron el diseño de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023 del INE, como ciudadanía votante tiene por obligación poner en la balanza de los pros y contras que así como aquel por quien voto en las anteriores elecciones como autoridad le satisfizo o no en sus demandas sociales, esa papeleta o bien una eventual urna electrónica estará a su espera de elegir refrendar o bien optar por la alternancia, el seis  de junio de 2021.

Habrá que sacudirse la telaraña del desdén, el desprecio o bien la apatía social e individual, por el sólo pensamiento de que sería una causa perdida en el erróneo supuesto de saber por adelantado quién va a ganar, cuando que en los hechos la elección es individual, universal, libre y secreta.

El sentido de la elección en la intimidad de la mampara con boleta y lápiz marcador en mano queda en la conciencia personal, para luego depositarse en la urna. Ahora que en la concurrencia de voluntad popular una vez que se computen los votos en casilla y finalmente en la sesión de calificación para obtener un resultado oficial, quien resulte favorecido o no respecto del candidato que optó tiene también compromisos que cumplir con los satisfactores del bien común por demanda.

Con las medidas sanitarias del blindaje para evitar contagios, implementadas para casilla y las propias, no se puede desaprovechar la oportunidad histórica de participar en la definición del destino como sociedad, como estado y país.

En tiempos de pandemia, por lo menos esta vez no habrá más mítines ni recorridos del contacto casa por casa, pero aún más provechoso y con amplitud de criterio se mantiene la pertinencia de consultar a detalle las plataformas electorales que registradas ante el organismo electoral.

El elector puede conocer en los sitios de internet de los partidos políticos y sus candidatos, además de que igual estarán disponibles en el sitio web de los institutos electorales locales, en donde se renuevan alcaldías y/o diputados, locales y federales.

Las reglas cambiaron, lo anterior se quedó en la historia para no regresar más, en adelante serán otras formas de hacer campañas electorales de las que también habrá que tener el criterio de la reflexionar quién sí y quién no es congruente con la realidad social en la que todos los votantes cohabitan.  

Aunque incipiente, la democracia que rompió el cascaron aquel dos de julio de 2000 para elegir presidente de la República, de entonces a la fecha ha dado paso a tres alternancias; así como en Yucatán se dio por vez primera en 2001 y en Tabasco a partir de 2012.

Un voto, el propio igual de válido como los demás que puede marcar diferencia. La tendencia hoy es sólo fotografía del momento, en razón que todo puede cambiar de aquí al día de la jornada cívica concurrente del seis de junio.

Bitácora 

En el pragmatismo de una elección entre coaliciones, no todo es negro ni blanco. La voluntad popular deberá decide, la boleta estará en la mano… ¿y el criterio de calidad, qué? 

eduhdez@yahoo.com