La terna de aspirantes a Centro y sus claros y sus oscuros

La terna de aspirantes a Centro y sus claros y sus oscuros

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La terna de aspirantes a Centro y sus claros y sus oscuros

Es gratificante que en un desierto de escasez legislativa asomen brotes verdes como el ex diputado priista, Adrián Hernández Balboa, que ha sido reconocido con el premio Grijalva al mejor legislador por Foro Ciudadano. Esta legislatura se ha caracterizado por evitar cumplir con sus funciones de elaborar las reglas de convivencia y convertirlas en leyes, para convertirse en una fábrica de candidatos. Han sido tres años en los que todos los partidos políticos, todos sin excepción, han dedicado sus esfuerzos a consolidar carreras personales, a financiar aspiraciones más o menos legítimas, en el foro incorrecto, y a ser fuente de todo tipo de conflictos en los que se han dirimido ajustes de cuentas personales, pero que no han dado el fruto que se esperaba, que no es ni más ni menos que el de servir a la sociedad. En todo este maremágnum desde luego que ha habido excepciones notables de diputados que se han dedicado a trabajar para lo que fueron elegidos y su trabajo ha sido muy visible aunque no ha podido brillar como debía porque el resto de sus compañeros de grupo no les acompañaban en su tarea. Tal vez sea injusto decir que solamente Adrián Hernández, con una trayectoria laboral previa a la política de alto nivel, haya sido el único merecedor del reconocimiento pero lo cierto es que el premio Grijalva tiene la característica de que se concede después de realizar encuestas que finalmente representan a la opinión pública y por tanto a la opinión de los ciudadanos. Bien por el y por su ejemplo. Por eso nadie le puede discutir a Balboa la candidatura a Centro por el PRI, antes al contrario se la ha ganado a pulso. Su contrincante, el doctor en medicina Jaime Mier, ha tenido una trayectoria complicada al frente del Colegio de Bachilleres en donde su labor más complicada fue la de poner en orden a los sindicatos que se habían apoderado mafiosamente de la institución, lo que logró desde el primer momento en el que le entró al asunto sin complejos y con mano dura, aplicando la ley con todo su peso. Con todos Jaime Mier tuvo sus “claros y sus oscuros” pero no se puede decir sin mentir que el trabajo se hizo, aunque todavía está por verse si bien, regular o mal, pero se hizo. Por último nos encontramos en que el tercer aspirante a la alcaldía de Centro es un político que ha dedicado toda su vida a vivir del presupuesto público sin que se le conozca trayectoria laboral de ningún tipo. Se desconoce de que ha vivido, y muy bien, en los últimos años pero cuenta con el invaluable aval de Andrés Manuel López Obrador que pasó de llamarle corrupto de lo peor a darle su bendición como candidato a Centro por varias cosas. El peligro es que esa candidatura de alguna manera le abre las puertas a aspirar a la gubernatura en el 2024, aunque según me confiesan altos cargos de MORENA, “ese es un asunto que se neutralizará en este sexenio”.  

Por Antonio López de la Iglesia