La tremenda importancia de la medida más impopular: El valor de AALH

Por lo pronto podemos decir que, aunque se prevé que se aplique en otros estados en breve, hemos sido el primero en aplicarla y tiene todo el sentido del mundo

El decreto del Gobernador, Adán Augusto López, en el que se prohíbe la venta de alcohol en esta cuarentena ha sido, con toda seguridad, la decisión más controvertida de las muchas que se han tomado para enfrentar la pandemia que hoy padecemos en el estado. Posiblemente por las características propias de nuestra cultura que siempre ha estado influenciada por el calor. Por lo pronto podemos decir que, aunque se prevé que se aplique en otros estados en breve, hemos sido el primero en aplicarla y tiene todo el sentido del mundo. El término “cuarentena” se emplea para nombrar a un periodo de cuarenta días (aunque, en ocasiones, también puede tratarse de un compendio temporal de cuarenta meses o de cuarenta años). Se considera que cuarentena es un término que empezó a utilizarse de manera contundente en el siglo XIV a raíz del avance de la peste negra. Quienes se habían visto infectados y habían conseguido sobrevivir se establecía que deberían pasar cuarenta días aislados antes de poder volver a relacionarse con el resto de ciudadanos. El uso más habitual de cuarentena, de todos modos, está asociado al aislamiento o encierro al que se confina a un ser humano o a un animal por cuestiones sanitarias. El llamado “aislamiento social” podría traer consecuencias negativas. Seguramente que ahora que estás recluido en casa, has pensado que una buena compañía podría ser una buena cerveza, bebida tan popular en Tabasco como el mismísimo pozol. Algunos aseguran que beber un poco puede ser el mejor aliciente para afrontar la cuarentena. Quizá esto sea verdad, pero no tiene el mismo efecto en todas las personas. Eso lo explica el doctor Claudio Waisburg, neurólogo y director médico del Instituto SOMA, quien ha recomendado a todos aquellos que tienen como hábito beber una copa de vino al día, lo suspendan mientras se mantiene la cuarentena. Según Waisburg, hay quienes les dan mal uso a las bebidas alcohólicas, pues muchos los ven como una medicina o como un tranquilizante para poder sobre el estrés y la ansiedad que provoca el coronavirus y la cuarentena. El problema es que estar encerrados en casa hace que se pierda el “límite social” que nos pone un freno a la hora de consumir alcohol. “Cuando las personas toman, hay un espacio social que los controla y les recuerda cómo hay que comportarse en relación a ciertas normas, códigos, en qué situación se llega al trabajo o una reunión, etc. Y, como durante la cuarentena no vamos a estar expuestos a este límite social, es muy probable que no logremos darnos cuenta de que estamos pasando a un consumo más preocupante”. En México, y en Tabasco, tenemos además el problema añadido de la violencia intrafamiliar que afecta principalmente a las mujeres acosadas por el “virus del machismo”  que no solo no hemos logrado erradicar, ni siquiera disminuir y las bebidas alcohólicas son “potenciadores de emociones”, por lo que podrían tener en nosotros efectos negativos que pueden desencadenar desajustes conductuales y conductas agresivas con las consecuencias trágicas que todos conocemos. De hecho al principio de la cuarentena se detuvo a dos hombres que estaban agrediendo a sus parejas en el seno familiar y en frente de sus propios hijos. Por lo tanto prohibir la venta y consumo de alcohol es una medida de sentido común que, aunque no tenga popularidad, si redunda en el beneficio de la sociedad entera. Y eso un gobernante como Adán Augusto lo ha tenido en cuenta y ha asumido el coste que la mayoría le agradecemos.