LA VIDA, UN VIAJE ALUCINANTE

Y la vida es un viaje alucinante, único, inigualable e irrepetible. Nuestra medalla de oro

Los clásicos permanecen por siglos en  la literatura por sus grandes enseñanzas. Y un clásico de los clásicos, Homero, nos deja en su Odisea la enseñanza de que lo importante en la vida no es llegar a Ítaca, lo verdaderamente importante es el viaje a Ítaca.

Y la vida es un viaje alucinante, único, inigualable e  irrepetible.  Nuestra medalla de oro. Fue creado para nuestro gozo y disfrute, pero con la particularidad de que lo iniciamos con muchos compañeros que a lo largo de su trayecto  van llegando a su destino, pero a la vez van surgiendo nuevos acompañantes, a los que tal vez  nosotros también iremos dejando.

Yo tengo la enorme fortuna de que se unió a mi viaje la más bella y dulce compañera, complacencia de mis ojos, lujo de mi corazón,  que desde hace 63 años acompasa   mis días. Unos hijos que encarnan mis anhelos y mis ilusiones. Pero además, han  estado conmigo  excepcionales hermanos de sangre, y otros muchos que me ha dado la vida y que me alimentan y nutren con su ejemplo y amistad que me distingue y me honra y que mucho agradezco.

Pero también hay algunos a los que parece  que Némesis le inoculó el virus de la venganza y el odio, que construyen en sus mentes supuestos enemigos, que en la realidad nadie los tiene, nosotros los creamos con nuestros actos y actitudes, y obnubilados,  se amargan el viaje poniéndose unos lentes oscuros que los hace ver todo negro, todo malo, y  dañan su salud y acortan su viaje.

Y yo les invito a todos a  hacernos el propósito de no tomar como meta solo  el llegar a Ítaca, lo verdaderamente importante es el viaje a Ítaca,  y disfrutarlo y vivirlo plenamente, y al final del mismo, poder decir como el poeta: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz,  vida nada me debes, vida estamos en paz”.