Las campañas, el Campeonato Mundial y el dinero

Las campañas, el Campeonato Mundial y el dinero

Con el inicio del Campeonato Mundial de Futbol cambia radicalmente nuestra realidad cotidiana, afortunadamente diría yo. No es que se vayan a suspender las campañas políticas, pero desde luego que vamos a hablar mucho menos de ellas que de los avatares del futbol. Y es que pensar en quien se va a votar también cansa y nos merecemos una tregua.

La percepción es que sea cual sea el resultado de las votaciones a partir del 2 de julio tendremos otro México o al menos una referencia del antes y del después que hasta ahora no conocíamos ni sospechábamos no hace tanto que se nos iba a plantear. Gane quien gane o pierda quien pierda todos tendremos que seguir trabajando y es dudoso que el afortunado ocupante de la Silla del Águila nos resuelva nuestras necesidades de la noche a la mañana. Ya lo sabíamos por el más doloroso de los medios de conocimiento, que es la experiencia: el trabajo no saca de pobre a nadie que no haya sabido buscarse otra salida.

Hay que agradecerle a ese animoso grupo de políticos que nos dicen algo que ya sabíamos y es que vivimos muy mal. Porque además de basarse en algo tan dificultoso como la vocación de servicio, se fundamentan sus afirmaciones en la estadística: Muchísimos mexicanos viven en hogares donde algún miembro tiene la doble suerte de tener trabajo y conformarse con que le paguen muy mal por realizarlo. Ocurre que los menesterosos, que ahora se llaman “excluidos sociales”, no pueden lamentarse por no haberlo encontrado, pero tienen todo el derecho para decir que el que encontraron no les llega ni para el pan ni para la tortilla, que son dos cosas igualmente necesarias. México y Tabasco son colectivos de famélicos que trabajan y tienen que solicitar ayuda para llegar exhaustos a fin de mes.

No se trata de vagos, gremio que respeto personalmente muchísimo y que si no envidio es porque nunca he sabido envidiar, son personas que se inflan de trabajar viendo cómo los que engordan son otros. La pobreza en México y en Tabasco está adquiriendo un carácter intergeneracional. Dicho de otra manera, es congénita y hereditaria o, como explicaba aquel catedrático hablando de genética, “de padres estériles, hijos estériles”.

También ahora y como demostración de la debilidad del Estado en materia de protección social, los padres pobres tienen todas las papeletas para que sus hijos sigan siéndolo. Siempre se habla de los partidos políticos como agencia de colocaciones para sus adictos, pero debiéramos considerar el influjo de los “ex”. Los que se fueron no acaban de irse y se dedican a dar consejos en las nuevas formaciones políticas que no se distinguen de las antiguas nada más que en nombre y en el color de sus banderas.

Y mientras estamos entretenidos con las campañas y ahora con el mundial de futbol el dinero sigue saliendo de México y la inversión de Tabasco ¿Dónde se aloja el dinero que se ha fugado y se sigue fugando? Todos sabemos, aunque sea de oídas, que siempre es bien recibido a cualquier parte que vaya, pero tiene sus lugares favoritos. El secreto bancario de los paraísos fiscales sigue siendo la clave, pero la discreción está convirtiéndose en complicidad. Cuando su fuga deja pistas al mismo tiempo que las borra. Sabemos dónde ha ido a parar, pero también sabemos que no para de viajar. El poderoso caballero está muy mal educado y cuando lo saludan los pobres no contesta.