Los empresarios, el PRIAN y la 4T

La construcción de la Cuarta Transformación (4T) requiere de un sector empresarial con un verdadero compromiso social, que obtenga ganancias legítimas, genere empleos suficientes

La construcción de la Cuarta Transformación (4T) requiere de un sector empresarial con un verdadero compromiso social, que obtenga ganancias legítimas, genere empleos suficientes y ofrezca salarios que permitan a los trabajadores tener una vida digna y decorosa.

Durante el periodo neoliberal se hizo todo lo contrario gracias a la complicidad de un grupo selecto de empresarios y la tecnocracia del PRIAN, en donde imperó la corrupción y los salarios más bajos de América Latina. 

La concentración de la riqueza en pocas manos convirtió a México en uno de los países más desiguales del planeta. La pobreza y la exclusión campeaban por todo el territorio nacional, sobre todo en los estados del sur y del sureste.

El poder económico y el poder político se unificaron para crear el llamado “capitalismo de cuates”, a fin de establecer la supremacía del mercado y, a través de las privatizaciones y la desregulación, limitar el poder y las funciones del Estado, provocando la descomposición de una sociedad cada vez más dividida y profundamente desigual.

Fue tan grade el hartazgo y la inconformidad con la oligarquía neoliberal que la mayoría de los ciudadanos votó por la opción antisistema, por la transformación del régimen político y el modelo económico. Para la élite empresarial y el PRIAN, que dieron forma al régimen neoliberal, el triunfo contundente de Morena y sus aliados fue un golpe brutal a su línea de flotación.

Por eso la relación del presidente AMLO con las cúpulas empresariales se ha inclinado más al conflicto que a la colaboración. Se acabaron los privilegios y la corrupción se combate sin tregua en todos los ámbitos. Cada decisión orientada a transformar la vida pública del país y a construir una sociedad más justa e igualitaria, ha sido motivo de una intensa confrontación en el debate público, desde la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, hasta la del contrato del suministro de gas natural a la empresa Etileno XXI de Odebrech.

A las cúpulas empresariales tampoco les ha agradado el inédito incremento de los salarios, el impulso a la democracia sindical y mucho menos la reforma al outsourcing (subcontratación o tercerización) para evitar la sobreexplotación del trabajo.

También les molestó que la ley tipificara la evasión fiscal como delito grave, se prohibiera la condonación de impuestos y se cobrara a los grandes deudores del fisco; que se detuviera la privatización del petróleo y de la energía eléctrica y que, en el contexto de la crisis económica no se endeudara el país para rescatar a las grandes empresas, como era costumbre.

Estos son solo algunos de los temas más controvertidos que han alimentado el antagonismo entre la élite empresarial y la 4T. El desacuerdo de este poderoso grupo de empresarios los ha incitado a participan abiertamente en la lucha política a través de “Sí por México”. Disfrazados de sociedad civil, financiados por los grandes capitales y dirigidos por consumados antiobradoristas como Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, y Claudio X González, fundador de “Mexicanos contra de la Corrupción y la Impunidad”, pretenden recuperar sus privilegios.

Empresarios, PRIAN y PRD, que va de pilón, suman esfuerzos con la idea de derrotar a Morena en las elecciones de 2021 y oponer una mayor resistencia a la 4T.

Para los potenciales electores queda claro el engaño del PRI y el PAN, debido a que durante su clandestina confabulación, que simulaban diferencias políticas de fondo ante el electorado para finalmente servir a los hombres del dinero, el neoliberalismo y la corrupción disfrutaron de sus mejores años.

El caso es que esta alianza político empresarial, aun cuando de seguro le van a sobrar recursos económicos, no la tiene fácil y mucho menos si no logran armar una propuesta electoral alternativa a la 4T que llame la atención de los votantes.

Si su estrategia política se circunscribe a atacar al presidente AMLO están destinados al fracaso, toda vez que a dos años de iniciar el cambio verdadero y sentar las bases de la 4T, e incluso con los efectos negativos de las tres crisis: sanitaria, económica y de inseguridad, el gobierno del presidente AMLO goza de una aprobación mayoritaria arriba del 60 por ciento en las encuestas.

No quiero dejar pasar el tema de la renuncia de Alfonso Romo como Jefe de la Oficina de la Presidencia e interlocutor de la 4T con el sector empresarial. Sin duda esto va a complicar aún más la relación del presidente AMLO con este importante sector de la economía, sobre todo si el propio Alfonso Romo hace público su desacuerdo con la estrategia económica de la 4T al señalar que “no podemos manejar un país que está decreciendo cercano al nueve por ciento.., como si estuviéramos creciendo al nueve por ciento”.

Si la cúpula empresarial pierde su apuesta en las próximas elecciones, deberá sentarse en la mesa de la 4T con un ánimo conciliador para que el país logre sus grandes objetivos en un ambiente más proclive a los acuerdos que a la confrontación.