Los Héroes de Culiacán: Iván detenido en la propia fiscalía

Los Héroes de Culiacán: Iván detenido en la propia fiscalía

No es por presumir pero en nuestra columna Nota Bene, del pasado 23 del presente, ya adelantábamos con precisión muchas de las claves del episodio Culiacán que se han ido conociendo a cuenta gotas durante estos días. Decíamos: “La previa detención del otro hijo de El Chapo, de Iván Archivaldo, la lectura de la positiva y determinante intervención de El Mayo, que aparentemente estaba peleado con los Guzmán, el escaso peso real del papel del ejército... Portavoces autorizados, y no autorizados, del gobierno de Estados Unidos, que han pedido la extradición de los dos hermanos, están convencidos de que la tragedia que se evitó puede darse en cualquier momento con ligeras y siniestras variantes”. Fueron algunos apuntes, sin más detalles, los que escribimos en Nota Bene, como que de hecho a Iván lo detuvieron cuando salía de la Fiscalía a la que había acudido a hacer unos trámites como cualquier ciudadano y fue allí en donde un grupo especial de la Guardia Nacional lo detuvo y lo consignó en las instalaciones de justicia a la espera de que se terminara por completo la acción para después emprender la retirada a sitio más seguro. La gente de su escolta informó de esto a El Mayo zambada, que de inmediato aplicó un plan operativo de rescate que ya tenían previsto, no era una improvisación, y que consistía en la toma de calles y edificios estratégicos, cerrar la ciudad y objetivos sensibles como estaciones de radio o en este caso domicilios de los militares participantes en las operaciones. Paralelamente otro grupo fue a detener a Ovidio en un restaurante de marisco, en el que se encontraba con parte de su gran familia, y después ocurrió lo que ya todos sabemos con la consiguiente liberación de ambos hermanos: Primero fue Iván, y ahí dieron la orden de “dejen de tirar que ya hemos liberado al Iván, pero nos falta el Ovidio…dejen de tirar”. Es decir una retirada de los sicarios para facilitar la liberación de Ovidio. Todo esto registrado en un audio en poder de las autoridades. Visto lo visto necesitamos mucho, pero mucho valor para lo que viene. El valor consiste en aguantarse el miedo, que dijo el torero Belmonte, el viejo monarca de los cráteres ibéricos y sin embargo muchos cantamañanas dicen que no tienen miedo porque no es necesario, porque todo está bien. Ojalá sea verdad, pero el pavor ha salvado muchas vidas. Más que los niveles de alerta, que no son los mismos para todos. ¿Cómo se miden los niveles de alerta? Y, sobre todo, ¿cómo se pesan? El terror es ecuménico y la solidaridad siempre es de agradecer, pero el manantial de sangre ha brotado en Culiacán, que es un estado más nuestro que nunca. Porque ellos, sus ciudadanos, son los héroes de esta película. Los héroes son los que nunca creen que haya niveles de alerta y, si se los ponen por delante se lo saltan. Los únicos responsables de los crímenes son los criminales, pero los buscamos por otros sitios, sabiendo que alguna responsabilidad tienen que tener los que no son sospechosos, incluidos los que nunca han infundido la menor sospecha. ¿Y qué viene ahora? ¿Se buscara detener a los ya liberados? Ningún político enseña sus cartas. Los que las muestran no son políticos y los demás no somos augures.