Los libros que "volaron"

Puede ser cierta esta anécdota o no

UNO

Dicen que Don Alfonso Reyes el polifacético escritor, tenía una magnífica biblioteca, como es de creerse, con todos los libros bien ordenados, en estantes de maderas finas. Y que comúnmente a sus invitados los pasaba a esa área, orgulloso de tanta sabiduría acumulada en papel. Y entre el güiri güiri de la plática, así como disimuladamente los hacía pasar por un letrero que tenía y decía: "Visitante: abstente de pedir libros prestados. Esta biblioteca se ha formado gracias a los libros prestados".

DOS

Puede ser cierta esta anécdota o no. O puede ser que se le reconozca a otro escritor. Pero hace alusión a que muchos piden libros y algunos los regresan, y otros no. Esto último se debe a olvidos generalmente. No creo que se deba a ese dicho que dice "tonto es quien da prestado un libro y más tonto es quien lo regresa".

TRES

Ciertamente yo me he quedado con algunos sin querer, por el descuido de no haber anotado en una tarjeta el nombre de su propietario. No por maldad ni por considerarme tonto en caso de regresarlo. Pero esos los tengo en apartado especial, y no publico los nombres para no generar interés en recuperarlos. Que bien dice el dicho “Santa Rita, Santa Rita, lo que se da (prestado) no se quita”.

CUATRO

Una novela que di prestada y no recuerdo a quién, fue "Crimen y castigo", de Fiodor Dostoyevski. Era (lo digo en pasado, porque no creo que ya ni ha de existir) una bella edición en dos tomos, de pasta dura con forro, bellos dibujos al final de cada capítulo, tamaño de letra excelente, la letra capital de color rojo, garigoleada, y editada en Moscú, por Editorial Progreso. Lloro en verdad cada vez que me acuerdo de ella.

CINCO

Y claro, de esa famosa Editorial Progreso tenía también uno de Anton Chéjov y otro de Nicolai Gogol. Mismas características que los de Crimen y Castigo. Solo que una vez desaparecieron de mi casa. Algún visitante extraterrestre que en algún momento entró a mi casa y los robó para llevarlo a su lejano planeta. De esa colección solo me queda “La madre”, de Máximo Gorki.

SEIS

Otro que recuerdo haberlo dado prestado, pero no sé a quién, es "Ejercicio periodístico", del asesinado periodista Manuel Buendía. En ese libro el autor detalla y da ejemplos de todos los géneros periodísticos, que por 1994-1995 yo andaba como esponja sobre esos temas.

SIETE

Hubo otros que yo me quería robar, pero nunca lo hice. Eran crónicas de Salvador Novo, que lo vi en casa de un ingeniero en petróleos que los tenía bien cuidados. Y era súper lector. Eran tres tomos de una edición argentina, de papel cebolla. Mis valores morales no me permitieron pedirlos prestados como si cualquier cosa, y menos tomarlos a manera de expropiación o causa de utilidad pública.

OCHO

Con el tiempo encontré y compré en la librería de Los Azulejos, de Villahermosa, otra edición de crónicas de Novo, estas editadas por el FCE, en dos tomos, pasta gruesa. En ellos me sumerjo con el fin de que se me pegue algo del estilo sobrio, alucinante e informado del poeta y cronista mexicano.

NUEVE

Otro que di prestado, tampoco recuerdo a quien, es “Corriente democrática”, de cuando el ingeniero Cuahutémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, junto con otros, se salieron del PRI, habiendo formado antes ese movimiento al interior del ex partidazo.

DIEZ

De los libros que han volado hasta llegar a mi, aparte de los prestados que no regresé, ni nombro, uno de ellos es “Cien años de soledad”,  de García Márquez, el editado por las Academias de la Lengua española, colección de libros bellos y completo con estudios y análisis. Me faltaba el de Don Gabo (aunque ya lo tenía en otras ediciones), y vía internet lo localicé en una librería perdida en un pueblito, no recuerdo si Arkansas o Alabama, en Estados Unidos. El caso es que en el seguimiento que le iba haciendo en su recorrido, de allí fue a Houston, Texas; de allí a Baton Rouge, Louisina, y en ese mismo estado a New Orleans. De allí a Mérida. Y luego a Villahermosa. Y de aquí a Col. Indeco hasta llegar a esta su casa en Villa Ocuiltzapotlán.