Los pasos de López Obrador: entre la moderación, el matiz y la lupa

Los pasos de López Obrador: entre la moderación, el matiz y la lupa

* Puntero en las encuestas al iniciar la campaña, rival a vencer

* El tema del cambio, dominante también en la agenda nacional

TRANSCURRIDOS los primeros 15 días de las campañas para la Presidencia, diversos medios han realizado un balance de la intensidad del proselitismo de los aspirantes. Se puede observar que Andrés Manuel López Obrador ha visitado once estados de la República, Ricardo Anaya Cortés nueve, José Antonio Meade Kuribreña ocho y Margarita Zavala cuatro. Jaime Rodríguez Calderón apenas se integró a esta carrera.

Revisaremos en la columna las condiciones de arranque hacia Los Pinos de los tres contendientes principales, a reserva de ocuparnos de los aspirantes independientes, sin estructura partidista. En esta entrega permítame referirme al puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, quien va por su tercera campaña presidencial. Mañana lo haremos con Meade Kuribreña, quien tiene sobre sus espaldas el reto de conservar el poder para el tricolor.

LA RUTA DE LOS EXTREMOS

PARA evaluar esta nueva campaña de López Obrador se necesita moderación y matiz en el juicio. Son 90 días agitados los que comenzaron el 30 de marzo. Hay una dificultad mayúscula, porque la figura pública de AMLO concentra adhesiones ciegas y rechazos irracionales. Las adhesiones ciegas representan cierto tipo de oportunismo y fundamentalismo que, con firmeza, Morena debería rechazar para el proyecto de Nación que encarna como opción política. El rechazo visceral refleja la ausencia de argumentos racionales en la arena pública y determinan un ambiente de discordia. Es un misterio cómo se llega a consensos saludables en la nación, a partir de la ausencia de moderación y matiz en el juicio. Claro, no deben ignorarse las condiciones materiales de la gente.

Las campañas pasan a alusiones directas, descalificaciones; después se paga la factura a la hora de construir acuerdos interpartidistas. Los actores políticos deberían ser los principales interesados en espacios de conciliación. En este contexto de tensión política, es en el periodismo donde puede generarse un cambio en la cultura ciudadana, si los actores políticos se empeñan en el camino de la discordia.

EVALUACIONES DEL PUNTERO

NO EXISTE, actualmente, una evaluación equilibrada de las ideas, estrategias y acciones políticas de López Obrador. El candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia” es mirado con una lupa que adolece de lo que Aristóteles llamaba “el justo punto medio”. AMLO es el tema principal de la política en México. ¿Lo han convertido, se ha convertido, o el movimiento que encabeza genera tal notoriedad? No hay encuestas que aborden ese punto, crucial para la opinión pública en este 2018.

En el debate destaca un aspecto singular rumbo a la elección presidencial: ningún político ha sido sometido a un análisis tan enconado y exhaustivo de ideas y actitudes como López Obrador. Puede afirmarse que también su estrategia fue la polarización. Veamos: un texto tan intenso y diseccionador como “El Mesías tropical”, del historiador Enrique Krauze, no se ha escrito sobre otro personaje político contemporáneo. Lo mismo sucede en la cobertura mediática. La mención reiterada hacia AMLO sólo es comparable a la cobertura que tiene el Presidente de la República. Una entrevista/charla como la realizada por el Diario Milenio (28 de marzo) con un historiador, un politólogo y tres periodistas en la mesa exponiendo temas delicados de la agenda nacional para que AMLO se pronuncie, no tiene antecedente como acto de precampaña (lo que algunos vieron como un arranque anticipado de campaña, sobre todo empresarios que pidieron una audiencia a AMLO para tratar asuntos energéticos).

El puntero tiene marcaje a presión. Los zopilotes planean (de volar) y planean (de elucubrar), con ganas de picotear la ventaja en las encuestas. Puede ocurrir un resbalón serio, como cuando AMLO llamó “conservadores y parte de la mafia del poder” al historiador Krauze y al politólogo Herzog-Márquez. Esto se festinó en los medios, mientras que la reversa de AMLO, con disculpas incluidas, no ocupó los titulares. Aunque se nota maduro en sus reflejos políticos para situaciones coyunturales, de cualquier modo cada cuestión polémica que aborde se magnificará, mientras que sus aciertos no llegarán fácilmente a las cadenas nacionales. Resulta explicable, aunque no deseable.

Por supuesto que tampoco hay que ignorar que a mayor influencia de un personaje mayor es la responsabilidad en sus dichos y hechos. La autocontención es determinante.

CONTEXTO DE ARRANQUE

EN EL AÑO 2000, Vicente Fox comenzó su campaña en un empate técnico con Francisco Labastida, en las (pocas) encuestas que se levantaban antes de la elección. El día de las urnas, Fox ganó por 5 puntos porcentuales. En 2006, López Obrador abrió campaña con 8 puntos de ventaja sobre Calderón. En la  mesa de recuento parcial, después de las urnas, quedó 0.56% abajo, equivalente a 250 mil votos. En 2012, ya con numerosas empresas encuestadoras, Peña Nieto arrancó con un margen de 12-15 puntos de ventaja. En las urnas, Peña vio disminuir su ventaja y ganó por 5 puntos.

Ahora, en abril de 2018, López Obrador abrió la campaña presidencial con un margen de ventaja de 11-13 puntos en promedio. Se trata de una tendencia a la alza por tres años. ¿Hay una cresta de crecimiento y riesgo de descenso? Sus adversarios consideran que sí. A eso le apuestan.  (vmsamano@yahoo.com.mx)