¿Lozoya en punto muerto?

El caso Lozoya parece haber llegado muy rápido a un punto muerto con tracción lenta. No ha producido las revelaciones que se anticiparon en las filtraciones a la prensa

El caso Lozoya parece haber llegado muy rápido a un punto muerto con tracción lenta.

No ha producido las revelaciones que se anticiparon en las filtraciones a la prensa, y no ha puesto rumbo a los tribunales a ninguno de los imputados que se dice lo serán. El proceso sigue teniendo grandes potencialidades como piedra de toque de un juicio inédito contra la corrupción en los más altos niveles del gobierno.

Pero, hasta ayer, la única cosa nueva que se había producido es más bien anticlimática: la libertad de Lozoya, quien enfrentará su juicio desde su casa, no desde la cárcel. Desconocemos la estrategia mediática y la estrategia legal del gobierno de la República y de la fiscalía para los tiempos que vienen.

Mediáticamente, es difícil pensar que habrá un hecho tan magnético, capaz de crear tantas expectativas, como haber traído a Lozoya a México para iniciarle un proceso. Pero el hecho puro y duro es que Lozoya saldrá del hospital a su casa y lo que declare, junto con las pruebas que pueda aportar, difícilmente tendrá en los medios un rendimiento equivalente al de su traída a México.

Los tiempos legales son también lentos. Si entiendo bien, el que Lozoya haya sido vinculado a proceso quiere decir que se abre un término de hasta de seis meses para llevarlo a juicio por los delitos que se le imputan: la compra ruinosa de Agronitrogenados y la recepción ilegal de dinero de Odebrecht.

Sus declaraciones ante la fiscalía pueden dar lugar a que se abran juicios contra los personajes que Lozoya acuse. Pero eso también llevará tiempo en el juicio legal.

En el juicio mediático, la filtración de las acusaciones que haga Lozoya, puede ser buena pólvora que quemar, pero puede también ser poco efectiva si no toca a las cabezas mayores imputadas, especialmente al presidente Peña Nieto.

Ahora bien, entre más fuerte sea el juicio mediático, con más filtraciones, más violaciones podría haber al debido proceso, lo cual puede hacer más difícil, incluso inviable, el juicio legal a los otros imputados. Mi impresión es que el caso Lozoya ha alcanzado un clímax y tardará en alcanzar otro.