Mañana será otro día. Si esto fuera para siempre os juro que no podría

Mañana será otro día. Si esto fuera para siempre os juro que no podría

Era un secreto a voces lo que denunció con valentía Gabriel Oropesa Varela, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Tabasco: “Alcaldes de Tabasco cobran ‘a la mano’ a los empresarios para dejarlos que abran sus negocios, lo que ha provocado al cierre de unidades productivas, a la migración de inversiones y al despido de más de 40 mil tabasqueños. Ante este acto de valor civil solo me queda recordar al poeta que pensando en este y otros dislates dijo; “Mañana será otro día. Si esto fuera para siempre os juro que no podría.” Pero ¿Qué o quién nos garantiza que los presidentes municipales que vengan el año que viene van a ser diferentes? Cuando dos no quieren reñir, basta con que uno se arrepienta y abdique de sus convicciones para que la pelea prosiga que es de lo que se aprovechan los alcaldes que saben que los empresarios son “clientes” cautivos y que a fuerza tienen que pasar por la “ventanilla” que se ubica en los bolsillos de los ediles. Lo suyo es vivir en precampaña siempre y  justifican esos ingresos ilegales en que son para seguir, no en el poder, que no lo ha tenido nunca, sino en sus escalerillas de acceso a través de los  lideres de sus partidos que de eso se nutren supuestamente para financiar los proyectos políticos, que es una manera eufemística de llamar a la herencia que se llevarán cuando la política les abandone. ¡Qué raros son estos demócratas! Creen en el número de los votos, pero no en la procedencia del dinero. Todo inclina a pensar que Tabasco entero es un manicomio al revés, donde los locos están fuera y los psiquiatras, que son más numerosos, deambulan en busca de clientes optimistas, que creen que cuando se pierda la razón tiene que encontrarse en alguna parte. Por eso están dispuestos a defender su hueso con la vida y pactan hasta con el diablo para conservar el poder. Hay que saber pactar, incluso con el diablo, que también es un pobre demonio, si se pretende salir del barullo actual. La democracia no es solo poder ir a votar, sino también respetar el imperio de la ley que en este caso de los alcaldes parece estar de vacaciones.