Margarita Zavala

Margarita Zavala

Si alguna prueba hay de que los partidos políticos han perdido identidad política es que Margarita Zavala renunció al PAN, en nombre de los principios del PAN.

Jesús Silva Herzog-Márquez resumió esto en el noticiario de Carlos Puig de MILENIO Tv, diciendo que Margarita Zavala había sido antes de ser ciudadana. Es decir, que renunció a su partido natal.

Algo serio debe haber sucedido dentro de Zavala y dentro de su partido para que una militante así corte las amarras y se lance a la aventura del mar abierto, más bien estrecho, de las candidaturas independientes.

Creo que Margarita Zavala vale menos sin el PAN y el PAN vale menos sin Margarita Zavala. Es una anomalía de ambos lados. Del lado del PAN, porque no ha podido retener a una militante de tan claro linaje panista. Del lado de Margarita, porque no ha podido sortear con disciplina de militante los vaivenes políticos de su partido.

Mi impresión es que la salida de Margarita Zavala del PAN la debilita a ella, debilita al PAN, debilita al presidente del PAN, Ricardo Anaya, y debilita el proyecto del Frente Ciudadano por México, en el que el PAN y otros están empeñados.

Veremos, pero creo que no es casual que su salida haya sido bien recibida en el PRI y en Morena.

Lo cierto, me parece, es que la decisión de Margarita Zavala obliga al PAN y al frente a acelerar el paso. Se le acortan sus opciones.

Uno de sus candidatos posibles, el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Mancera, parecería atado en sus tiempos por la emergencia del sismo.

Otro, Ricardo Anaya, puede verse disminuido en la opinión pública por la ofensiva del PRI y por la crisis que siembra en su terreno la renuncia de Zavala.

Se diría que si el frente quiere salir del bache, tiene que dar un paso al frente, valga la redundancia, precisamente en el asunto que lo está deteniendo y desgastando: el método para elegir a sus candidatos, en especial a los de la Presidencia y Ciudad de México.

El método de elección de candidatos del frente  tendría que ser, más que nunca, incluyente y público. Debería abrir la baraja a una competencia real, por ejemplo a candidatos independientes, entre los que pudiera contarse, por qué no, la propia Margarita Zavala.