Más Estado o más mercado
Son más de 20 mil cargos de elección popular y alrededor de 95 millones de potenciales electores
Han arrancado las campañas de las elecciones más grandes de la historia democrática del país. La ciudadanía se apresta a ejercer uno de sus derechos y obligaciones fundamentales para la vida pública en un contexto sumamente complejo, no solo por la situación de crisis que ha traído consigo la pandemia de la Covid-19, sino sobre todo porque está en juego el destino de nuestro lindo México.
Son más de 20 mil cargos de elección popular y alrededor de 95 millones de potenciales electores, 5 millones más que en 2018. El próximo 6 de junio vamos a elegir 500 diputados federales, 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, 15 gubernaturas, 30 congresos locales y casi dos mil presidencias municipales.
Las fuerzas políticas con mayor arrastre están concentradas en la elección de diputados federales, a efecto de facilitar la consolidación de la Cuarta Transformación (4T) o colocar mayores obstáculos para frenar su avance y tratar de revertirlo.
El escenario político está dispuesto para una nueva y trascendente batalla entre dos grandes opciones: la que aspira a edificar un Estado de derecho, social y democrático, capaz de organizar a la sociedad y conducirla hacia un progreso económico sostenible y sustentable que disminuya las lacerantes desigualdades en el contexto de la globalización; y la que insiste en seguir otorgando al mercado la enorme responsabilidad de regular a la sociedad, que ya mostró sus graves defectos y su nefastos resultados económicos y sociales.
Así, se enfrentan dos grandes coaliciones, una que agrupa a Morena con el PVEM y el PT, “Juntos hacemos historia”, representando a la izquierda liberal que busca la transformación y la igualdad; y otra integrada por el PRI, PAN y PRD, “Va por México”, que constituye la derecha conservadora, cuyo fin es recuperar el estado de cosas que existían en el periodo neoliberal. También participan con abanderados propios Movimiento Ciudadano, Redes Sociales Progresistas, Encuentro Solidario y Fuerza por México.
Durante más de dos años se han llevado a cabo cambios de enorme relevancia para el país en un esfuerzo por recuperar la supremacía del Estado, considerado por Hegel como la “más alta manifestación del espíritu de un pueblo y de sus hombres”, con el objeto de suprimir los privilegios, separar el poder político del poder económico, promover el pleno empleo de los factores productivos, combatir la corrupción y la impunidad y construir una sociedad más justa e igualitaria, entre otros.
Sin embargo, quienes pretenden recuperar sus privilegios políticos y económicos; mantener una alta concentración de la riqueza (pocos muy ricos y muchos muy pobres y excluidos); fomentar la corrupta complicidad entre el gobierno y la élite empresarial y seguir saqueando al país, insisten en que sea la autorregulación del mercado el supremo poder que conduzca al país.
Más allá de que el proselitismo político se ha concentrado en la figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y que la mayoría de los contendientes y analistas políticos se identifican por sus filias o sus fobias hacia el principal constructor de la 4T, es importante llamar la atención sobre un hecho esencial, esto es, que el voto de las y los ciudadanos va a definir, dada la polarización social del país, si se avanza por la ruta del Estado de bienestar o se retrocede por el sinuoso camino del capitalismo salvaje y las destructivas reglas del mercado.
Hasta ahora Morena y sus aliados llevan la delantera en la mayoría de las encuestas, con lo cual se podría consolidar la 4T y el fortalecimiento del Estado de bienestar que, dicho sea de paso, muestra una cierta tendencia en los Estados Unidos con las nuevas políticas del presidente Joe Biden, otro “populista” que reparte 1.9 billones de dólares entre sus compatriotas por el asunto de la pandemia y del que poco hablan nuestros aguerridos conservadores.
El rotundo fracaso del neoliberalismo en México tuvo su más clara expresión en las elecciones de 2018, cuando el voto ciudadano le otorgó la hegemonía política al proyecto antisistema abanderado por el Presidente AMLO para realizar los cambios que hoy favorecen a una gran mayoría de mexicanos empobrecidos y tienen a la derecha conservadora tan desesperada que no ata ni desata.
Solo basta ver el protagonismo antipopulista de Lorenzo Córdoba, presidente del INE, y de su fiel escudero Ciro Murayama, que mandaron una ominosa señal al cancelar las candidaturas morenistas de Félix Salgado Macedonio, en Guerrero, y de Raúl Morón Orozco, en Michoacán. Aunque ya el Trife les pidió que revaloraran su desproporcionada sanción.
A pesar de las crisis provocadas por la pandemia y del incesante y acucioso golpeteo de los conservadores y su ejército mediático, todo parece indicar que Morena tendrá mayoría en la cámara de diputados federales y en casi todas las gubernaturas en disputa. Sin duda, la ciudadanía va a refrendar su confianza en el Presidente AMLO en estas elecciones.