OPINIÓN

Mensaje de la Presidenta
09/12/2025

La responsabilidad de consolidar un modelo humanista

La Austeridad Republicana significa reducir los privilegios y destinar los recursos públicos para beneficio del pueblo.

En nuestro país, donde la mayoría de las y los ciudadanos viven con un salario mínimo que alcanza para cubrir lo más básico, no puede haber justificación moral, ética ni política para que quienes sirven al pueblo vivamos rodeados de lujos o privilegios; mucho menos si se asumen como parte de un movimiento que hemos prometido, desde nuestro origen, poner fin a los abusos del poder y transformar la Vida Pública de la Nación.

La Cuarta Transformación nació como una ruptura con el viejo régimen, no solo con sus prácticas, sino también con su forma en que gobernaban. Se trata de construir o seguir construyendo una nueva ética desde el poder, donde el servidor público entienda que no está nunca por encima del pueblo, sino a al servicio del pueblo; que gobernar no es para tener privilegios, sino es una responsabilidad profundamente humana.

En este camino, el principio juarista de "la justa medianía" debe ser faro y debe ser guía.

Benito Juárez, en su vida y en su ejemplo, enseñó que el deber de quien sirve al pueblo no es acumular riqueza ni rodearse de lujos, sino vivir con decoro, sin excesos. La justa medianía significa mesura, significa saber que el poder no se ostenta, se ejerce con humildad. Nunca olvidemos esos principios.

No olvidemos que la Transformación verdadera no solo es económica y social, también es ética y moral. Y para que perdure, debe nacer desde el carácter, la honestidad y la convicción de quienes han sido llamados a conducirla.

Creemos en la justicia.

Y la Transformación significa: nunca alejarse del pueblo, predicar siempre con el ejemplo. Esto le dará siempre larga vida a la Transformación de México.

Amigas y amigos:

¿Que nos distingue? ¿Qué somos? Claramente, humanistas que amamos nuestra patria y tenemos un profundo amor al pueblo de México y a nuestra historia.

Nos indigna la discriminación, el clasismo, el racismo y el machismo.

Nos indigna las profundas desigualdades.

Y lucharemos siempre, hasta el último día de nuestras vidas porque las y los mexicanos puedan comer tres veces al día comida saludable; puedan tener acceso a la educación, a la salud, al vestido y a la vivienda.

No creemos en el consumismo, ni en el poder del dinero, ni en la avaricia. Y no, no nos arrodillamos frente a los poderosos.

Creemos en un México de libertades, de justicia; un México soberano, de democracia verdadera, donde el que mande siempre sea el pueblo de México.

Así que, repito: ¡Que somos humanistas!

¿Cuál es nuestro pensamiento?

El Humanismo Mexicano, que reconoce la riqueza cultural de México en sus pueblos originarios y en nuestra rica historia.

Quien no recuerda sus raíces, camina sin sombra ni rumbo. La memoria es semilla: si no se cuida, no florece.

Para saber a dónde vamos, hay que escuchar de dónde venimos; porque el origen no es pasado muerto, todo lo contrario, es una brújula viva, es grandeza.

Por ello, a todas las mexicanas y mexicanos de todas las raíces nos une: el deber de honrar a las grandes civilizaciones que poblaron nuestro territorio y a los pueblos originarios; reconocer nuestro legado de grandeza; amar esta tierra sagrada que nos vio nacer, o que ha acogido con orgullo a muchos que no nacieron en nuestro territorio.

Eso construye dignidad, orgullo y esperanza.

¿Qué nos guía?

Nos guía la honestidad y el amor profundo al pueblo. Nos guía la convicción de que la prosperidad es compartida o no es prosperidad. Nos guía la palabra "justicia" en su más amplio sentido: justicia social, justicia ambiental, justicia para los pueblos indígenas y afromexicanos, justicia para las mujeres, y justicia para todas y todos los mexicanos por igual. Nos guía el principio juarista de que "no puede haber gobierno rico con pueblo pobre".

Nos guía la enseñanza juarista de que "nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho"

Nos guía la certeza juarista de que "con el pueblo; todo; y sin el pueblo, nada". Nos guía nuestra historia. Nos guían Hidalgo y su Grito de Independencia, y la abolición de la esclavitud, Nos guía Morelos y los Sentimientos de la Nación. Nos guía Guerrero con su valentía, al poner a la patria por encima de la vida. Nos guían Leona Vicario y Josefa Ortiz en su lucha por la soberanía y la independencia. Nos guía el sacrificio y el tesón de Margarita Maza. Nos guían Zapata y Villa. Nos guían los principios de la Constitución de 1917. Y nos guía la máxima obradorista de que: "¡Por el bien de todos..."

Hoy, más que nunca: México avanza con dignidad, con justicia, con unidad y con la fuerza invencible de su pueblo. Tenemos la responsabilidad de consolidar este modelo humanista como un camino viable de desarrollo económico, un modelo viable en el orden político y un modelo viable para todos los sectores sociales. Les agradezco en lo más profundo del corazón su apoyo. (*Fragmento del discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo durante la concentración del 06 de diciembre en el Zócalo de la Ciudad de México)




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