Mexicanos diezmados

Mexicanos diezmados

La violencia criminal de la última década ha reducido el crecimiento de la esperanza de vida en México y diezmado a una de sus franjas de población, la de los hombres entre 15 y 45 años.

El estudio citado ayer aquí de los académicos de la Universidad de Guadalajara Guillermo Julián González Pérez, María Guadalupe Vega-López y María Elena Flores-Villavicencio compara el cambio en las expectativas de vida entre los trienios 2000-2002 y 2010-2012 (http://www.scielosp.org/pdf/csc/v22n9/1413-8123-csc-22-09-2861.pdf).

Entre ambos trienios la esperanza de vida de hombres entre 15 y 75 años se redujo en casi 1 por ciento. La muerte por arma de fuego creció exponencialmente entre los dos trienios.

Era la última causa de muerte de esa franja de población en el trienio 2000-2002 y resultó la causa principal en el trienio 2010-2012.

Del total de las muertes que había en México antes de 2000, solo 6.9, de cada 100 mil, eran por arma de fuego. La tasa estadunidense en la materia, siendo, como es, la sociedad más armada del mundo desarrollado, era superior: 10.2.

En el trienio 2010-2012, la situación se invirtió y dejamos atrás a nuestros vecinos. El porcentaje de nuestras muertes por arma de fuego llegó a ser de más del doble: 15.9 por cada 100 mil. En Estados Unidos, subió solo tres décimas, a 10.5 por cada 100 mil.

Entre 2000 y 2012, las armas de fuego provocaron 138 mil 564 muertes en México, 2.1 por ciento de todas las muertes ocurridas en el país en esos años.

En el trienio 2010-2012, las armas de fuego llegaron a ser la primera causa de disminución de esperanza de vida entre los hombres de 15 a 44 años. Y causaban más muertes en  hombres de 15 a 19 años que los accidentes automovilísticos.

Un hombre de entre 15 y 19 años tiene más probabilidades de un balazo que de un choque.

Bajo estas cifras frías corre la historia de estos años terribles para la población masculina joven de México: la historia del acortamiento de su esperanza de vida por el aumento en las muertes por armas de fuego, y el impacto concentrado de la violencia entre los jóvenes: como si su país los hubiera mandado a una guerra.