México y su Modelo

Contra una educación que exige sometimiento no conocimiento

Uno de los graves problemas que tiene México es su excesiva centralización y una burocratización ineficiente. Esto afecta a todos los ámbitos y en especial a la educación, que es el tema que he referido recientemente. Se pone demasiado énfasis en el único sello que está en la capital del país, lo que arruina la motivación del sistema educativo. En la India y en Estados Unidos tus calificaciones están registradas. Cada institución cuida su calidad y prestigio porque vive de eso, según le mencionaba, y no de su cercanía con el político mejor ubicado en el Modelo Imperial.

Cuento una experiencia personal

Cuando llegué a México y comencé a trabajar en la educación, me pidieron mis papeles y rápidamente se dieron cuenta que mis papeles carecían de la gran tanda de sellos, impresiones especiales, etc., normales en México. “Tienes que sacar tu cédula profesional.” Bueno, fui con mi título de doctorado a la oficina en Bucareli que atendía a almas perdidas como yo, y el funcionario vio mi título y dijo: “Pero este título extranjero no está certificado.” “¿Por quién?” indagué. “Por la embajada de México en los Estados Unidos.” Afortunadamente, visitaba Washington en aquel entonces por mi tía Sarica recientemente enviudada.

Así, logré esa certificación y regresé confiado a la misma oficina. Me vieron el mismo título, ahora certificado con el sello nacional, firmado por el funcionario encargado, etc., y me dijeron: “Pero este título es del doctorado. ¿Dónde está su título de maestría?” “No lo saqué” contesté yo, “ya que este título es el que quiero registrar.” “Eso no se puede hacer. Hay que traer el título de maestría.” Bueno, solicité al Departamento de Economía de la Universidad de Pennsylvania mi título de maestría, el cual me enviaron, y el cual de nuevo en otro viaje a Washington, logré certificar.

Ahora, armado con los dos títulos, regresé a la misma oficina de cédulas profesionales y triunfantemente les presenté mis papeles. Comenzaron a estudiar a ambos títulos y encontraron una contradicción según el Modelo Imperial: el título de maestría estaba fechado en 1975, y el de doctorado en 1971, una imposibilidad en ese modelo. La razón en el otro Modelo Democrático es que fechan el titulo cuando uno lo solicita, puede ser décadas después, y quienes lo firman son los funcionarios del momento de emisión del título, y ese momento marca la fecha del título, no del fin de los estudios. Por equivocación había yo supuesto que ese razonamiento existiera en forma universal, México incluido. Ya totalmente derrotado por el Modelo Imperial, regresé a Villahermosa y nunca pude alcanzar a una cédula profesional.

De esta manera, en México es abrumadora la injerencia del Modelo Imperial en el modelo educativo. En México los títulos tienen que ser contrasellados por una autoridad aunque exista un documento de la universidad. En México la verificación pasa por instancias gubernamentales. Eso nos coloca fuera de la competencia porque no tenemos confianza en los documentos que emiten otras instituciones. El Mundo Desarrollado funciona en base a certificaciones seguras universalmente reconocidas. Una sola transa, por menor o involuntaria que sea, arruina el negocio. Por eso, las certificaciones son de palabra. Así me informaron de que ya había sido certificado para recibir mi doctorado. Sin ningún papel de nadie. Para el registro, uno después puede solicitar a su título. Cualquiera pueda consultar si recibí mi doctorado en 1971 del Departamento de Economía de la Universidad de Pennsylvania pagando una suma mínima por el servicio de búsqueda. No lo regula ningún gobierno, sino la universidad y su propio prestigio, imposible de transar.

Esa facilidad del trámite educativo no sucede en México que recurre al Modelo Imperial. No pueden tener una educación de calidad porque quien decide está arriba, no importa si sabe o no. Exige sumisión, no calidad. Para ellos es irrelevante el conocimiento sino el sometimiento.

La tragedia verdadera está en que la tecnología mundial ya ha puesto todo el acervo de conocimiento humano en el celular telefónico. Cursos, carreras, todo, de las mejores universidades del Mundo, están disponibles sin costo muchas veces, por internet. Cualquier ser pueda aprender lo que desea, apoyado en el proceso por tutores en muchos casos. Estos pueden ser locales, gentes reconocidas en sus comunidades. Es un mundo democrático, y nuestro modelo es imperial, requiere que todos le pidamos migajas, e impide que hagamos lo que tenemos que hacer por nuestra educación y la viabilidad nacional: que el mexicano aprenda a amar el conocimiento, a investigar sus propios intereses, y finalmente ser su propio maestro. (El autor es economista, especialista en planificación, los apuntes de México y su modelo revisan las limitaciones del modelo imperial frente al democrático. Director del Centro de Estudios de Investigación del Sureste. Colaborador de Presente)