Méxicolectivo

La propuesta política presentada por Méxicolectivo el lunes pasado quedó opacada por la descalificación que el presidente hizo de Cuauhtémoc Cárdenas

La propuesta política presentada por Méxicolectivo el lunes pasado quedó opacada por la descalificación que el presidente hizo de Cuauhtémoc Cárdenas y el anuncio de deslinde realizado posteriormente por el ingeniero. Ciertamente, el hecho reviste importancia porque se relaciona con el ambiente político pre-electoral vigente y porque contribuye a entender procesos de la psicología del poder.

Sin embargo, es necesario destacar el hecho de que sea precisamente en estos momentos, cuando un grupo de políticos, intelectuales, líderes sociales y ciudadanos se preocupe por presentar una propuesta de gobierno diferente a la que el presidente ha puesto en práctica y pretende eternizar.  La formación del grupo, su trabajo para delinear una propuesta de gobierno, el hecho de que la hagan pública ahora y su oferta de emplearla para dialogar con grupos ciudadanos de todo el país para consolidarla generan interés y preocupación.

Tres asuntos me despiertan el interés.  Primero, el hecho de que líderes de diferentes áreas de la vida social coincidan en identificar asuntos problemáticos en la vida del país y en que requieren atención diferente a la que hasta ahora se les ha prestado.  No todos los participantes en el grupo coinciden en sus visiones políticas y sociales.  Sin embargo, coinciden en identificar problemas y llamarlos por su nombre.  No es un asunto menor.  Desde su tribuna y convertido en primera voz, el presidente ha desvirtuado la naturaleza de los problemas nacionales con su retórica simplista y con los “otros datos”.  En ese sentido, es importante que exista un colectivo con fuerza que llame a las cosas por su nombre, más allá de que diferentes grupos sociales y algunos medios de comunicación y redes sociales lo hacen de manera permanente.  Es importante que ahora se haga desde una plataforma estructurada que reúne varias voces y que buscará sumar las de los ciudadanos.  

Segundo. La propuesta se plantea sin estridencias.  Argumentos racionales basados en hechos hacen falta en el debate nacional.  Nunca como ahora, el análisis crítico que ha evidenciado la exageración o la mentira de los políticos ha sido tan arteramente condenado.  Nunca como ahora habíamos transitado por un ambiente político tan polarizado y encarnizado.  La voz del presidente ha predominado desde siempre en el sistema presidencialista mexicano, hoy recuperado y exacerbado.  Sin embargo, nunca en la historia política reciente el presidente había gozado de la credibilidad que ahora tiene López Obrador.  Antes, pocos creían en la palabra presidencial y menos se atrevían a desgarrar sus vestiduras por defenderla.  Hoy no es así. Por eso la opinión pública hoy está polarizada.  De esa manera, merece atención el llamado a  debatir los problemas nacionales de manera alejada de las emociones y las creencias.  

Tercera.  Dado que el presidente descalificó al grupo, el debate pierde de vista que el proyecto de Méxicocolectivo no es una crítica únicamente para el gobierno lopezobradorista sino, también, a la oposición.  La oposición también grita; también ha demostrado que sólo le interesa el poder por el poder.  

Por otro lado, preocupan, y mucho, otros asuntos.  En primer lugar, además del éxodo de Cárdenas, la presencia de Movimiento Ciudadano como soporte del movimiento.  La presencia de Dante Delgado, líder del partido, causa ruido y pone en cuestión el carácter ciudadano de la propuesta.  Será difícil, así, convencer a los ciudadanos que se elabora una propuesta que no tiene un propósito partidista y que no persigue crear y echar a andar alguna candidatura.  

En segundo lugar, preocupa la presencia de viejos políticos y la ausencia de grupos juveniles.  No deja de llamar la atención que personajes como Labastida y Cárdenas mismo, así como gente militante de Movimiento Ciudadano, expresen preocupaciones por el rumbo que sigue el país, cuando ellos han participado anteriormente en diferentes instancias del gobierno y son también responsables del México que hoy somos.  No se identifican, además, nuevos liderazgos, jóvenes interesados en comprometerse a buscar  nuevas formas de convivencia política y social.  

En tercer lugar, si bien el nivel de análisis del grupo es plausible por su parsimonia y apego a hechos, el intento serio y concienzudo de apartarse del debate polarizado se convierte, al mismo tiempo, en una gran debilidad.  En un contexto de encono, la palabra calma y analítica termina por no atraer la atención.  El presidente ha conseguido que el debate sea ruidoso, agresivo y vacío de información.  Una propuesta como la de este colectivo podría terminar perdiéndose en el contexto de una arena en el que se enfrentan, a gritos, sordos y ciegos.