Modo alerta

Las mediciones demoscópicas (encuestas) siempre se ha dicho que son una fotografía del momento

Las mediciones demoscópicas (encuestas) siempre se ha dicho que son una fotografía del momento, también es una realidad que en la mayoría de las ocasiones las mediciones en nuestro país se han quedado cortas o no han plasmado exactamente el acontecer, allí influyen el sesgo, el cuchareo, la “administración” de los datos y resultados o simplemente la laxidad de los mecanismos utilizados para el levantamiento. Hoy como ayer, los opositores celebran que algunas mediciones estén relatando que la popularidad del mandatario nacional va en decremento, en contraparte los afectos y leales a la 4T aseguran que ellos traen otros datos, y que el apoyo popular esta intocado.

A la 4T y su proyecto le ha pegado de frente el atorón económico, la caída de los precios del petróleo, la pandemia COVID-19, la polarización impulsada por algunas de las formas de comunicar y también por la piel delicada de los opositores que tampoco aceptan de buena gana la critica y los señalamientos a todo lo que hicieron o dejaron de hacer cuando comandaron el gobierno; todos esos menesteres han sumado al normal y natural desgaste, ya en el tema de la dimensión o tamaño de este, sin duda no se tendrá mayor referente que primeramente en 2021 con la jornada comicial, y una confirmación en el 2022 con la consulta de revocación de mandato, ello aunque los ímpetus golpistas hagan mostrar el cobre y la miseria política de algunos.

A las encuestas de la caída de popularidad presidencial, han antecedido unas que enmarcan que hoy día la preferencia electoral en los estados donde se votaran gubernaturas, está mayoritariamente en el partido MORENA, sin embargo, los bemoles que enmarcamos líneas arriba deben ser sí un llamado de alerta para ese instituto y por obviedad para los planes de la 4T. No sería descabellado pensar que la preferencia competitiva que aún mantienen esté estrechamente aparejada al porcentaje de aceptación-aprobación que mantiene López Obrador, en síntesis a pesar de su desmarque reiterado, MORENA sigue siendo Andrés y pareciera que la suerte política de ambos es indivisible, indisoluble e inconcebible, y como jerarca político de un movimiento social añejo, sabe que tiene una base social cimentada por la afinidad, por la resistencia, por la dispersión de ayudas sociales (aunque se diga que como nunca los apoyos no tienen condicionante político-electoral, claro que contaran a la hora de cruzar la boleta) y también sabe que para que el proyecto transcienda, “el poder del pueblo” se debe mantener.

En la lucha encarnizada, a las acciones encaminadas por el control del gobierno y sus contrapesos (será clave la cámara de Diputados del Congreso Federal), se puede decir que a las caravanas automotrices de los “fifís” -evidentemente también participó clase media- les pegan frontalmente su inacción e indiferencia, por ejemplo en los tiempos del reclamo por los jóvenes de Ayotzinapa o las luchas obreras que por años han demandado mejores recetas del gobierno en turno, e incluso dilapidan el esfuerzo, las penosas, ridículas y hasta lamentables consignas plasmadas en su pancartas, cartulinas o mantas. En contraparte a los yerros de la 4T los impactan sus dichos de antaño, desde el templete, en el sentido de que ellos si podían hacerlo mejor; allí el ciudadano en la intimidad de la urna será el que de una certera calificación, mientras tanto más que los opositores, MORENA debe entrar en modo permanente de alerta, ya que aunque a pesar de los pesares, es muy cierto que AMLO se encuentra aún con números de aprobación altos, incluso comparados con la medición a mandatarios del orbe, también no deben perder de vista que él no ira en la boleta, y esa ausencia podría representar que no se replique la ola arrasadora del 2018. Al tiempo.