Moka Cuentacuentos, la narración oral también es educación

Moka Cuentacuentos es a veces una niña, abuela, grillo, lobo, pájaro, instrumento musical

Moka Cuentacuentos es a veces una niña, abuela, grillo, lobo, pájaro, instrumento musical, es un príncipe, princesa, canción, alegría, sentimiento, es un grito, es… igual… silencio.

Moka Cuentacuentos nos regala una fábula, una historia, porque también es palabra, esa que nos inunda con su imaginación. Además, nos lleva con su magia -que ni ella ha podido descifrar- a otros mundos desconocidos, pero que en instantes nos hace cómplices de maravillosas aventuras. 

Su nombre es Anette Fonseca, y es narradora oral desde hace diez años. Vive en Torreón, Coahuila, y sus videos están en Youtube y Facebook.

Aunque su talento es natural, se formó en diversos talleres de narración, clown y teatro para profesionalizarse. 

Indica que todo inició como un juego, su maestro un día le dijo que hacía del cuento una fiesta, y fue quien le dio el aliento para tomar la decisión de pararse en una plaza, y dominar poco a poco lo que es hoy, y estar en escuelas, eventos culturales, festivales y reuniones familiares.

La clave para ella es tratar de ubicarse dentro de la historia, sentirla y seguir a cada uno de los personajes. “Que los niños gocen al león, y que de repente aparece un ratón, y luego se escucha un grillo… ver sus rostros llenos de asombro es el mejor regalo”.

Por eso –asegura- la conexión con los niños es mágica, porque cada cuento es único, aunque con esto de la pandemia fue deprimente ya que los dejó de ver físicamente, y se tuvo que acostumbrar a contar detrás de una cámara. 

Al cuestionársele si vuelve a ser niña en algún momento, sale de ella un grito, una larga sonrisa, la emoción de recordarse como una narradora que desea sentir las miradas y escuchar las sonrisas de los pequeños.

“En cada uno trato de dejar una huella, que más adelante se acuerden de la historia, porque eso también es parte de una educación, es una enseñanza, y cuesta trabajo mantener la atención”.

Su estilo, incluso en su vestimenta, es un chaleco, el cual usa porque un niño se lo recomendó al decirle que cuando no se lo puso, su cuento ya no era igual.

La historia de Moka Cuentacuentos también tiene su hechizo, y antes de iniciar en su escenario repite: “chocolate con leche, pan con cajeta, café de moka, que sean inolvidables todos los cuentos que salen de mi boca”.

Anette sonríe, sabe que la narración anima, estimula, es incluso, una cura para el alma. Porque su palabra se va tejiendo entre cada una de las personas hasta lograr una comunicación perfecta, e invita a los niños para que más adelante sean interlocutores.

Su apuesta pedagógica a través de las historias no tiene límite, y desde La Laguna, desde el Norte, con toda su alegría, Moka Cuentacuentos también es cultura con su oralidad, con la que atrapa, y por qué no, causa revoluciones no sólo para entretener sino para reflexionar. 

PARÉNTESIS

El cronista y ensayista Diego Olavarría (Ciudad de México, 1984) ganó el Premio Bellas Artes de Crónica Literaria Carlos Montemayor 2020 por su obra “Honduras, o el canto del gallo”, firmado con el seudónimo Manzana Peluda. La crónica es un género que ha sobrevivido el paso de los tiempos y es un deleite leerla en los periódicos y revistas.