MORENA: Agitadores que se convierten en exploradores

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Adán Augusto López, dirigente de MORENA Tabasco, es determinante y contundente con Evaristo Hernández: “No lo veo en otra candidatura que en la de la presidencia municipal de Centro”. Si este personaje quiere seguir en las filas del partido de López Obrador mejor será que escuche, claramente, y de una vez y para siempre, a quien es su presidente, Adán Augusto, que no suele decir sus palabras si no las tiene medidas y con mensaje que aclare y no confunda. La verdad es que, como se esperaba, Evaristo se lo está poniendo muy difícil al candidato virtual al gobierno del estado por el movimiento de AMLO. Que Dios salve Adán Augusto, porque hay muchos que quieren hundirlo en la marea alta de los acontecimientos. La esencia de la estrategia de Evaristo consiste en inventarse unas dificultades que no existían anteriormente sólo por el placer de superarlas. Eso está inscrito en la enigmática naturaleza humana. La prueba es que los niños juegan a ver quién mea más lejos. Lo importante para Evaristo es cobrar, no participar, que dijo el barón de Cubertín, plagiando al arzobispo de Filadelfia, porque si no se participa no se pude ganar ni perder el tiempo. Cambiar una cosa por otra fue el arranque del comercio. A los fenicios se les atribuye la invención de trasladar las cosas desde el sitio donde abundan a donde escasean, pero ahora están siendo claramente superados por Evaristo, que no se atreve a presentarse a Centro porque sabe que las tiene todas consigo para perder.  Por eso siembra la duda, porque prefiere el Senado, aunque no le corresponda porque no ha sido ni diputado federal y según nos comenta el propio Adán Augusto el Senado tiene un orden de prelación”. Evaristo nos parecía un agitador, y se ha convertido en un explorador y está haciendo propuestas de todas clases para quitarse el regalo envenenado que es la candidatura a Centro. ¿Quién ganará las candidaturas para las próximas elecciones de 2018? Al parecer son inevitables. Quizá se pueda aventurar que los triunfadores serán sospechosos. Aunque únicamente lo sean por haber logrado no infundir sospechas. Algo malo habrán hecho o habrán dejado de hacer. Es una de las ventajas de la democracia, que es buena y bonita, aunque no sea barata, pero sobre todo no es aburrida.