Morena: vanguardia o retaguardia de la 4T

Las diferencias también han sido notables al interior de los grupos parlamentarios de Morena y en el grupo cercano a AMLO

Hoy no pocos se preguntan si Morena está a la altura del intenso trabajo que realiza el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para avanzar con rapidez en los cambios profundos que comprometió para edificar la Cuarta Transformación de la vida pública del país (4T), pues no sólo la derecha y sus corifeos ponen en duda la funcionalidad de Morena para cobijar y fortalecer el proyecto de nación en marcha, sino también algunos intelectuales y analistas de izquierda y uno que otro conspicuo morenista.

Se cuestionan si la labor de sus dirigentes se encamina a la formación de un verdadero partido político o sus esfuerzos solo se están canalizando a la abierta confrontación que protagonizan Yeidckol Polevnsky, Bertha Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas por la dirigencia nacional. La disección que este último hace de Morena en una entrevista en “Telereportaje” es alarmante y llega al extremo de formular un escenario de mayor distanciamiento entre AMLO y Morena, pues tal parece que la amenaza de distanciarse del partido que fundó ha sido en vano.

El conflicto sigue escalando por la beligerancia de sus principales dirigentes nacionales Yeidckol y Bertha. El Congreso Nacional del próximo domingo convocado por esta última brincándose las resoluciones del Trife no tiene, según dicen, más que la intención de medir fuerza y, ya encarrerada, tumbar a aquella de la presidencia.

La conducta asumida por ambas dirigentes no deja la menor duda sobre sus aviesos intereses de mantener el control del partido de cara a las elecciones de 2021, incluso si para ello se colocan en la ilegalidad. Los vicios que tanto han cuestionado al PRI y al PRD resurgen con inusitada fuerza en la organización política que representa la “esperanza de México”.

Las diferencias también han sido notables al interior de los grupos parlamentarios de Morena y en el grupo cercano a AMLO. El choque entre los ideales y la realidad está haciendo su labor de zapa, pues no se ve por donde este partido se encamine a ser la vanguardia de la 4T.   

La incipiente formación de este partido de izquierda, la diversidad política de sus integrantes y la falta de experiencia para procesar el desafío del enorme poder político adquirido, muestran a Morena como todo un fenómeno político inédito en democracias consolidadas y en las que, como nuestro país, están aún en pañales y más expuestas a sucumbir ante las presiones autoritarias de la derecha.  

Un partido de reciente creación que logra la hegemonía política en la primera elección presidencial en la que participa es todo un acontecimiento político, por lo que representa para el presente y el futuro del país. Por primera ocasión se dobla el bloque político dominante (PRI y PAN), los conservadores, y en su lugar llega un partido de izquierda promotor de los cambios antisistémicos orientados a crear una sociedad cada vez más igualitaria.

Se inaugura así una nueva etapa para el país, donde el objetivo central es superar el modelo neoliberal mediante el fortalecimiento de un Estado de derecho democrático y social que fortalezca las libertades, ofrezca piso parejo para todos y bienestar a las mayorías excluidas y empobrecidas por ese modelo económico. En la medida en que logre este propósito se irá conformando, de acuerdo con Gramsci, un nuevo bloque histórico, es decir, la 4T.

NECESARIA FORMACIÓN

Para las izquierdas el partido debe jugar el importante papel de vanguardia, de avanzada, armando una organización política que marque la ruta a través de acuerdos establecidos por la mayoría para fortalecer la estructura territorial, capacitar a sus cuadros y militantes, vigilar que todos sus miembros actúen de acuerdo con sus ideales, principios y programas, en especial los que alcancen un cargo público, y aportar nuevas ideas y propuestas de cambio que los acerquen al superior objetivo de la igualdad.

Enfrascarse en una lucha interna por el poder solo los conduciría a la formación de tribus al estilo del PRD o a jugar el papel de brazo electoral del presidente en turno que tanto cuestionaron al PRI. Eludir su misión histórica mediante un pragmatismo cortoplacista sin entrarle al debate político de los grandes temas nacionales y sin tener una visión de largo alcance los lleva directo al retroceso.

Morena es quizá la última llamada de un cambio pacífico que nos aleje de las turbulencias sociales que hoy son brutalmente reprimidas en Chile, país que modeló la imposición del neoliberalismo en América Latina a través de los llamados Chicago Boys. El choque de fuerzas en este periodo donde “lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”, frase de Gramsci recién citada por AMLO, para denotar la complejidad del “interregno” y la fragilidad institucional que exige un esfuerzo extraordinario por parte de la izquierda para ensanchar el camino de una nueva organización social.

Jugar al retroceso y a la retaguardia quizá sea más cómodo para muchos morenistas que, confiados en la fortaleza de AMLO, esperan “en la hamaca” un cargo en las próximas elecciones. Morena debe de tener mucho cuidado de los ambiciosos con iniciativa que pretenden favorecer sus propios intereses y los de su grupo, sin importar el daño que le hacen a los mexicanos que han puesto sus esperanzas en la construcción de la 4T.

En Tabasco, tierra del Presidente y laboratorio de la 4T, que prácticamente alcanzó la meta electoral 6 de 6, apenas nos enteramos de las actividades de Morena y otras cosas más en voz de su dirigente estatal. Pero ésta es otra historia…