Escala Crítica

Morena y el frente opositor, frente al espejo; concluyen una etapa de su lucha por el poder

*Contra la decisión unipersonal o cupular, la consulta

*Saldos positivos y negativos en la selección de los dos bloques

*Adiós al sistema de partido único; también a la uniformidad

HOY CONCLUYE una etapa de un proceso inusual en el país: la selección anticipada y más o menos abierta de quienes buscarán estar en la boleta de las elecciones presidenciales de junio del 2024. Faltan todavía nueve meses para la cita en las urnas, pero ya el bloque opositor (PAN, PRI y PRD), tiene a Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz como representante, mientras que el bloque gobernante (Morena, PT y PVEM), anunciará hoy su decisión, con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.

Sobre éste y los temas que circundan la decisión, hablamos el lunes 4 de septiembre con Jesús (Chuy) Sibilla Oropesa, en su programa radiofónico “A Fondo”, en la XEVT. Nos acompañó el periodista Rubén Arceo.

Antes de referirme al programa, una pausa.

¿En qué consiste un liderazgo político popular? Los manuales de ciencia política ofrecen tres opciones: a) el líder, desde un enfoque utilitario y de corto plazo, trabaja sobre lo que resulta básico para la población; b) el líder, desde un enfoque estratégico, apunta a metas materiales que encarnan anhelos de mediano plazo de la mayoría; c) el líder, desde un enfoque simbólico, con su lenguaje y proyecto de nación genera “una identificación de raíz entre gobierno y ciudadanía” (Lorenzo Meyer).     

Los adversarios del presidente López Obrador hablan de “populismo y manipulación”, además de reprochar “el ánimo polarizador”. Para ellos, el liderazgo popular de AMLO es “un objeto político fantasioso, no identificado con la realidad” (Héctor Aguilar Camín). En cambio, los simpatizantes de AMLO ubican en él un liderazgo popular “efectivamente existente” y “de trascendencia histórica”, así como la 4T es “de la misma importancia que la Independencia, la Reforma y la Revolución”.

Este liderazgo, o por lo menos la parte simbólica, es lo que se propone trasladar López Obrador a quien vaya a representar a Morena a partir de la sucesión. En una colaboración posterior me referiré al tema. Hoy le comparto algunas anotaciones de mi participación con Chuy Sibilla.

RENOVAR LA POLÍTICA

¿CÓMO fue el proceso de selección de representante en los opositores y el bloque gobernante?, preguntó el conductor.

Comento: Hay saldos positivos y negativos.

En términos generales puedo decir que aunque no se ha erradicado el llamado “dedazo” ahora a los jefes de los partidos les cuesta más trabajo disimularlo o tienen que buscar nuevos métodos para hacer participar o hacer creer a los ciudadanos que participan.

En México ha existido desde la decisión presidencial unipersonal o de una cúpula partidista en el PRI –como otros usos y costumbres- hasta las asambleas electivas del PAN  por medio de delegados, una democracia indirecta; así como las votaciones en urnas que aplicó la izquierda del Partido Comunista Mexicano en 1982. Puede observarse que mientras más numeroso es un partido u organización más se concentra la decisión en unos cuantos. Aunque partidos como el PVEM han mostrado que tampoco ser una agrupación pequeña garantiza una mayor participación…aunque debería.

Me parece que tanto Morena como el frente opositor no se atrevieron o no lograron aplicar un método que asegurara la máxima participación, desde el hecho de que sólo ingresaran a la carrera por invitación, hasta la eliminación de aspirantes por medio de reglas que parecían dirigidas contra alguno de los aliados. Fue el caso del PRD en el Frente, cuyos aspirantes estaban prácticamente descartados de antemano.

Las encuestas son válidas, pero subrayemos que son una herramienta de la mercadotecnia, lo que obliga a los aspirantes una máxima exposición publicitaria.

No se puede comparar la presencia que tuvo AMLO, por ejemplo, quien es un caso especial porque recorrió el país desde finales de los años 90. Tuvo tres campañas y por lo menos doce años –del 2006 al 2018- de exposición permanente.

Anoto:

Las elecciones del 2018 llevaron al poder a un líder y a un movimiento, no a un partido. Morena sigue en el proceso de hacerse partido.

REACOMODOS

RECORDEMOS que el PRI se constituyó como partido hasta que sus líderes llegaron al poder producto de un movimiento armado, el de 1910. Fue en 1929 como PNR. Se mantuvo casi 80 años en la Presidencia.

Sin embargo, me parece que se acabó el régimen de partido único. Es la gran ganancia del 2018.

El próximo año, en 2024, me parece que veremos ganar a Morena la Presidencia, por lo menos es lo que arrojan las estimaciones en este momento, pero también con una votación muy dividida en el legislativo. Y diría todavía más: los votos por Morena no serán homogéneos, las recientes campañas internas nos mostraron que hay en esa coalición liderazgos, corrientes e intereses muy diversos…y opuestos.

Si me lo permite, en una próxima colaboración continúo con algunas de las reflexiones que llevé al programa “A Fondo”, de Chuy Sibilla.

AL MARGEN

A PARTIR de hoy Morena se enfrenta a un dilema: emprender la operación cicatriz o la operación de cirugía. (vmsamano@hotmail,com)