Muertas las ideas, se abre paso la elección: Conciencia o hueso

Muertas las ideas, se abre paso la elección: Conciencia o hueso

Es cada vez más notable la desaparición de las ideas en los partidos políticos lo que hace que los programas con los que se presentan a las elecciones sean letra muerta. En Tabasco se aprecia, en corto, con mucha más clarividencia al practicarse sin ningún tipo de descaro, y entre los militantes de las principales fuerzas lo que se recomienda es no hacerse cargos de conciencia o, más bien, elegir entre la conciencia y el cargo. Así se explica el “vaivén” de muchos que van de unas siglas a otras prometiendo lealtad, palabra de la que desconocen su contenido. Esa fragilidad en las creencias permite que se cuele por ahí el virus de la corrupción. Pasa en el PRI, en el PRD y ahora en MORENA que recibe a docenas a gentes vinculadas con anterioridad a otros partidos políticos pero que ahora, al olor de la miel del poder se pasan con “armas y bagajes” a la corriente aparentemente predominante que es la de AMLO. Si este no ganara la Presidencia de la República veremos cómo fácilmente estos mismos se cambiaran de nuevo a otras filas que toquen poder y por tanto huesos. Nuestros partidos políticos han llegado a parecerse a las órdenes religiosas, salvo en que sus partidarios o beneficiarios sólo creen en el más acá. No reparan en los puntos programáticos, pero acatan a sus líderes. El jefe siempre tiene razón, por muy poco razonable que sea y lo que diga el que manda es punto redondo. En este cónclave de locos se insiste en eso de que la unión hace la fuerza, pero a veces hacen falta muchas camisas de fuerza, cada una de su talla. Estamos en lo de siempre: hay que cambiar de opinión si se quiere cambiar de partido o hay que cambiar de partido si se desea mantener la misma opinión. El debate sobre el dramático tema de la billetiza que se meten las “recaudadoras” de MORENA se ha convertido en una comedia de enredo. No se sabe si son más numerosos los hipócritas que los sinceros, pero todos sabemos que es mala cosa abdicar de la libertad y que es peor aún cambiarla por una credencial de partido. En la mecánica actual de los partidos es necesario que todos sean obedientes y no se oiga una voz más alta que otra y en especial, que no sea más clara. La Biblia de nuestros políticos nos recomienda que seamos obedientes y temerosos y, no satisfechos con eso, que obedezcamos a los amos buenos y a los amos malos.