Ni circo ni simulación

Ni circo ni simulación

Desde que Morena asumió las riendas del estado, actores políticos no han ocultado su intención de llevar al patíbulo a quienes tuvieron, hasta hace seis meses, la responsabilidad de gobernar.

No lo hacen con ánimo de justicia, sino con deseos de venganza por razones que solo a ellos compete. Sin duda, en la administración pasada hubo excesos y actos de corrupción que la autoridad competente ya investiga y habrá de sancionar a quienes resulten responsables una vez que concluyan las indagatorias. 

No se trata de hacer de la justicia un acto mediático, ni de ganar notoriedad o protagonismo con acusaciones ligeras o de saliva que no resistan una revisión rigurosa de la autoridad judicial.

Tampoco de darle gusto a intereses creados que pretenden convertir la procuración e impartición de justicia en un mero instrumento de ajuste de cuentas. 

Tabasco ha vivido los últimos 30 años sumido en el encono y el resentimiento, en una confrontación política estéril, en la que el único perdedor ha sido el pueblo.

Cada sexenio ha salido camadas de nuevos ricos, mientras que la entidad ha quedado rezagada, perdido su liderazgo en el sureste, región en la que dejó de ser un referente en diversas actividades productivas. Al menos así ha ocurrido en el pasado reciente.

Tabasco se ubica a la zaga de estados como Campeche, Yucatán y Quintana Roo, que han logrado desarrollar su potencial económico, generar más oportunidades de ocupación y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Si lo comparamos con el Centro y Norte del país, la asimetría es mayor. Por eso no se puede seguir perdiendo el tiempo en disputas que no conducen a ninguna parte y sí afectan el desarrollo del estado.

Con la llegada de Morena al poder, tanto en el país como en el estado, se abrió una oportunidad valiosa de concretar el cambio verdadero, que tanto ha anhelado la mayoría de los tabasqueños, ocasión que el gobierno local anterior no supo o no pudo concretar.

JUSTICIA, NO VENGANZA

El presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha denominado la Cuarta Transformación que, en los hechos, es un cambio de régimen, una nueva forma de ejercer la función pública.

Durante la campaña, el Ejecutivo federal fue enfático en señalar en plazas públicas y distintos foros, que la transformación del país y de sus instituciones pasa necesariamente por la reconciliación y el perdón, porque se requiere de la participación de todos.

“Mi fuerte no es la venganza”, ha dicho en diferentes momentos como candidato y ahora como presidente, por lo que ha descartado usar la Fiscalía General de República como instrumento de persecución política contra “autoridades del pasado”.

“Mi postura la definí desde la campaña: no es mi fuerte la venganza, y que si bien no olvido, sí soy partidario del perdón y la indulgencia”, dijo López Obrador al rendir protesta como presidente de México.

Si ese fuera su propósito, “no habría juzgados ni cárceles suficientes para todos y se generaría en el país una dinámica de fractura, conflicto y confrontación”.

Y puntualizó: “esto nos llevaría a consumir tiempo, energía y recursos que necesitamos para emprender la verdadera transformación de la vida de México”.

En Tabasco, el gobernador Adán Augusto López Hernández ha sido consecuente con el discurso presidencial. Ha dicho en reiteradas ocasiones que son tiempos de reconciliación, de unidad para que la Cuarta Transformación también sea una realidad en el estado. Para que el cambio se refleje en la vida cotidiana y en el combate a la desigualdad.

Ambos políticos se han pronunciado y comprometido a acabar con la corrupción y la impunidad, pero han resaltado que esta nueva etapa “la iniciamos sin perseguir a nadie, porque no le apostamos al circo ni a la simulación”.

La apuesta es por el saneamiento de la vida pública de México y de Tabasco, porque si algo ha dañado tanto el tejido social, ha sido la corrupción y la impunidad, sin incurrir en las mismas prácticas viciadas del pasado reciente. El desafío es limpiar el camino para construir un mejor futuro, y no tanto regresar al pasado sólo para ofrecer espectáculos que terminen en fuegos de artificio. La ley, sí, pero también la justicia.

POSDATA

Duro tenemos que trabajar en Tabasco para responder a las necesidades del país planteadas por el fenómeno migratorio.