Nicolás Bellizzia, pian, pian, pianito

Nicolás Bellizzia, pian, pian, pianito

Pian, pian, pianito, Nicolás Bellizzia va construyendo su aspiración para ser candidato priista a la gubernatura del estado en las elecciones de 2018. No ha parado desde que hace apenas unas semanas anunciara su intención y ha mantenido múltiples reuniones con amigos y liderazgos tricolores que le han manifestado creer en su proyecto que además ya tiene nombre propio y logotipo: “Km 2018, NBA (Nicolás Bellizzia Aboaf) #ajalarparejo”. Todo lo anterior sobre una imagen de un corredor de maratón, ejercicio que el realiza a diario en la vida real. Se entrena todos los días para la “carrera de 2018”. Armado con su imagen institucional le está dando a su proyecto una imagen priista, pero con pinceladas profundas de perfil ciudadano y por eso se ha reunido con asociaciones civiles que piden cambio de rostros y formas de hacer política. Su mano derecha en este trayecto es el ex senador Arquimides Oramas, conocido y eficaz operador político con amplia experiencia y con los conocimientos y contactos necesarios para que cuaje la figura de Nicolás Bellizzia tanto entre la gente como ante la cúpula priista nacional y local. En resumen: Nicolás va en serio, seguro y con todo, y muy fuerte a disputar la candidatura. Sus méritos son muy conocidos y sobra enumerarlos pero básicamente tiene a su favor que no se ha peleado con nadie y se lleva bien con todo el mundo cosa que en estos días rijosos que corren en Tabasco convierten a Bellizzia en una especie insólita a cuidar para que no solo no se extinga, sino que se reproduzca lo más posible. Entre los deberes de la edad figura, en la madurez, ser austero, así como en la juventud ser rebeldes y en la vejez adaptarse a los que nos echen, que suelen ser demasiado. Bellizzia mantiene esos tres puntos: Es austero y rebelde y se adapta a las condiciones imperantes en cada momento. Nicolás sabe que la única bandera posible, sea del color que sea, es la que enarbole el combate contra los tres enemigos: la crueldad, la ignorancia y la miseria. No hemos conseguido derrotar a esos tercos invasores, que residen entre nosotros desde que ocuparon este planeta menor. La desigualdad es un rival imposible de derrotar, porque somos muchos, pero el sueño igualitario no lo es menos, por la misma razón histórica que nunca ha sido razonable. Y Nicolás Bellizzia sueña en la