“No es para presumir, pero…”

En palabras del Presidente de México, nada halagador puede preciarse entre la clase política cogobernante, aún menos en la dicotomía del punto de inflexión del 2021

En palabras del Presidente de México, nada halagador puede preciarse entre la clase política cogobernante, aún menos en la dicotomía del punto de inflexión del 2021, en el que convergen dos acontecimientos trascendentales; en primera instancia el 6 de junio cuando habrá elecciones locales concurrentes en los 32 estados y las federales para diputados, justo en la antesala del “27 de septiembre”, el bicentenario de la independencia, la primera de las cuatro transformaciones.

El país, por increíble que resulte, pese a haber discurrido exactos 200 años sigue anclado en tiempos y circunstancias iguales e el que unas “castas aristocráticas” en su ambición por disputarse el mando de la gobernanza de la geopolítica mexicana, han hurtando el patrimonio de todos, mientras que en la esclavitud moderna la mayoría continúan marginados. Como nación aún se tiene todo para ser autosuficiente en pro del bien común.

Iniciado, por parte del INE, el proceso electoral ordinario 2020-2021 para renovar diputados federales, y en lo subsecuentes los 32 organismos públicos locales, el  para renovar a 3 mil 526 ciones

r os involucrados en las actividades preparatorias, aclavitud moderna éxito o fracaso de las votaciones venideras será corresponsabilidad de cada uno de los involucrados en las actividades preparatorias para renovar a 3 mil 526 cargos, ejecutivos y legislativos propietarios, incluidas 15 gubernaturas y 500 legisladores federales; adicional a los suplentes en ayuntamientos y congresos, superan los 21 mil.

El mayor peso recae en los partidos políticos y los candidatos obligados ahora sí a hacer campañas competitivas; asumiendo compromisos reales que encuadren en la exigencia de justicia social para la cual desde la democracia participativa se les mandata, pero en la democracia la traicionan para obedecer al mezquino interés.

No es gratuita la turbia asociación gobierno y partidos cuando que la voluntad popular que reside  en 91 millones 500 mil 459 electores inscritos en la lista nominal del INE, con corte a junio pasado, gozan de una nula reputación, vinculada a la penetrante corrupción entre todas las opciones ideológicas que perviven, incluida la 4T que como movimiento le tiene como su bandera, ya mancillada. 

El presidente Andrés Manuel López Obrador –sin pretender censurarle-debería reflexionar el daño que hace al entramado democrático desacreditado al INE; el principal activo social de contrapeso en el país como depositario de organizar las votaciones del 6 de junio del 2021, aún más complejas que las de 2018 cuando en su caso ganó por abrumadora voluntad popular.

Unas elecciones en el que está en juego el destino del país que él gobierna, que exige apego a la “urbanidad democrática. Respeto a los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, objetiva, además de máxima publicidad en la definición e implementación de las reglas del juego para todos.

El esfuerzo que realice el INE y los organismos electorales locales en la construcción de ciudadanía, con preponderancia en el principal objetivo de promover el ejercicio del voto, un derecho político y también una obligación, para lograr que la renovación de las autoridades de gobierno, por voluntad popular que les legítima según la participación de electores.

Un esfuerzo sustentado en la transversalidad de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023 del  INE por el que el se reglamentan y emiten cada una de las asignaturas que plasma el espíritu del entramado democrático.

Un documento regido por los concepto de verdad, diálogo y exigencia, coordinado por académicos reconocidos que no son ajeno a la temática; entre éstos Mauricio Merino y Jacqueline Perschard, ambos integrantes del primer Consejo General del IFE ya desde 1996 ciudadano y autónomo, que presidió José Woldemberg.

La partidocracia e el ámbito electoral no es ajena  Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023 que en la fase de verdad, el diagnóstico, más que revelar les confirma en el repudio generalizado de las colectividades sociales que, a diferencia de antaño, no le cree una sola palabra de su anquilosada retórica, traidores a los intereses del bien común. En el cinismo jamás se han ocupado por representar ni concretar en el bienestar común.

Son los partidos los que tienen entre la sociedad un desprecio del 76.15 por ciento, según la más reciente encuesta muestreada por MCCI-Reforma en la última semana de agosto. Una constante en caída libre entre todas las encuestas nacionales y las llevadas a cabo por instancias internacionales como la Organización de Estados Americanos y Latinobarómetro, que miden la calidad de la democracia, política y su impacto socioeconómico.

A nadie debe asustar el saldo que se tenga de las votaciones macro en la concurrencia de 32 estados además de los diputados federales, que con los videos de la corrupción entre adversarios ya mostró un previo de lo que viene ante la mediocridad entre la competencia electoral, que no es igual a la marcada diferencia con competitividad.

Entre las corresponsabilidades, pesará por sobretodo la de los partidos políticos y sus candidatos que en la guerra sucia y frivolidad de sus acostumbrados compromisos llevarían a lo indeseable, el abstencionismo de los votantes incluso en las 15 entidades por elegir gubernaturas, que buscarían endosarle a los organismos electorales con quienes desquitan sus frustraciones por no ceñirse estos a sus ilegales caprichos.

Bitácora

El TEPJF está obligado a emitir una argumentada sentencia a la impugnación de México Libre porque el INE negó el registro como partido político, un análisis sobre el fondo de la forma. El pecado del PES es aún más grave, por injerencia de  ministros cultos religiosos que son quienes mandan desde 2014. ¿Cómo va eso de dar al César lo que es del César y…?

eduhdez@yahoo.com