No hay vacuna contra la crisis política

No hay vacuna contra la crisis política

Resumiendo.- Durante la exposición del libro “Populismo”, presentado en el marco del ciclo de conferencias organizado por el Instituto de Administración Pública (IAP) realizado este lunes en conocido hotel de la ciudad, el catedrático y periodista español, Fernando Vallespín,  resumió que el populismo es como un fármaco que contiene un veneno/sustancia desconocida para las democracias/versus para los autoritarismos. Obviamente depende del enfoque de quien la cuestione o de quien la personalice, y reconoció que son posiciones que terminan polarizadas “e indican que no tenemos una vacuna fácil para resolver los problemas”. De dónde naturalmente se desprenden las dos deducciones que crean las más variadas interpretaciones alineadas a intereses que dan pauta a la creación de los dos bloques de “buenos y malos”, “ricos o pobres”, etc.

Corriente mundial.- El evento al que asistió el Gobernador Arturo Núñez Jiménez, organizado en el marco de las campañas electorales y a escasos 11 días de las elecciones federales y estatales, Vallespín, sostuvo que el populismo recorre todo el mundo como una corriente que polariza, que permanece en el debate político – electoral con altos cuestionamientos de sus adversarios. Pero que tiene referencias complejas como la democracia en Dinamarca y Finlandia, emanadas de gobiernos populistas, marcadas con altos niveles xenofóbicos, “pero con democracias de mayor calidad”, afirmó. Experiencias que evidencian contradicciones, pero que podrían significar reacomodos naturales de los distintos grupos humanos en los contextos democráticos al interior y exterior de las naciones.

Las elecciones del 2018.- Paradójicamente se muestra una sociedad mexicana formada por dos grandes bloques económicos que conviven y se reconocen cotidianamente: Los pobres y los ricos. Dos grupos que la experiencia muestra que solo se unen en momentos de glorias y tragedias, como el triunfo de la selección mexicana o cuando ocurren desastres naturales, pero que no pasa lo mismo en momentos determinantes, sobre todo, cuando se trata de plantear situación de legalidad, inclusión, transparencia, justicia, equidad y democracia. No es para enojar a algunos y molestar a otros, pero asi como vimos en la televisión la superioridad del equipo nacional ante un rival alemán que nunca desarrolló su espectacular sistema de juego, lo propio sería que aprendamos a jugar y ganar limpio en el presente proceso electoral en el cual se juega el futuro del país. Sin embargo, de acuerdo a la observación ciudadana, existe una guerra sucia sin precedentes contra uno de los candidatos presidenciales.

Lucha de clases.- Elecciones que han sacado a flote algunas expresiones que estarían indicando el resurgimiento de la lucha de clases entre pobres y ricos, lidereada por los distintos actores. Por ejemplo: el ex presidente Vicente Fox Quezada llamó perrada a los seguidores de Andrés Manuel López Obrador; hace pocos días, el panista Diego Fernández de Ceballos, se refirió al tabasqueño como algo peor. Los spot publicitarios de los candidatos de las coaliciones Por México al Frente, Ricardo Anaya, y Todos por México, José Antonio Meade, manejan grandes dosis de confrontación, mientras que el candidato de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, fue conocido por desplegar una campaña contra un sector de empresarios a los que llamó la mafia del poder. Si es cierto que estamos polarizados, evidentemente el populismo electoral, toma rutas distintas que transitan por vías cómodas para unos y difíciles para otros. Lo deseable es que cada quien acepte y se apegue a la ley.