No más calamidad

Con la pandemia que vivimos y padecemos se niegan a reconocer las virtudes de los propios y reniegan de los científicos mexicanos al frente del programa para sortear el problema

Da mucha tristeza ver en algunas personas tanta calamidad, como la ambición de unos cuantos quieren envolver a muchos mas y se reniegan a reconocer que son parte de una cultura guerrera y fuerte, que tienen miedo a ser grandes, una raza suprema única, y se doblegan ante la costumbre del dominio de quienes los juzgaron por más de quinientos años. 

Con la pandemia que vivimos y padecemos se niegan a reconocer las virtudes de los propios y reniegan de los científicos mexicanos al frente del programa para sortear el problema, quienes con cifras y datos han sabido sortear la marea. Aún cuando ven que este mal ha puesto de rodillas ha otros pueblos que se dicen poderosos y presumen de sus científicos, se tapan los ojos y quisieran ver quedar mal a los nuestros.    

Desde el descubrimiento de este virus en China donde los asiáticos quisieron ocultar su aparición. México ha puesto especial atención a su comportamiento y desarrollo, ha aprovechado su experiencia y organización de la atención de salud que se extiende por todo el país, y alguna de sus medidas fueron adoptadas por otras naciones y la OMS, como la repartición de información en folletos, el simple lavado de manos, el estornudo en el ángulo interior del codo y no a la precipitación de medidas que no correspondan a la etapa del virus en el territorio. 

Estas personas basan más sus críticas en sus ambiciones políticas que en el interés supremo de la salud de los mexicanos, quisieran que el gobierno tropezara para dejar escapar toda su rabia y frustraciones; debieran escuchar a los banqueros que se reunieron en Guerrero, a quienes se les derrama el optimismo y dicen contar con los recursos suficientes para enfrentar la crisis y estar en condiciones de apoyar al empresariado.

Aún cuando los problemas económicos que estamos viviendo como resultado de los efectos de la  pandemia y los de los conflictos entre algunos árabes y Rusia en cuanto a la producción y por ende el precio del petróleo, donde sus efectos alcanza a toda la economía mundial, están mas atentos en que el presidente no se ponga gel en las manos que en la señora que dejara de percibir sus ingreso por venta de pozol en las afueras del Congreso del Estado, o del panadero que dejará de tener las ventas normales, o el de los antojitos en el mercado, los marchantes y hasta el empresario que tiene compromisos con sus empleados.

Ya basta de tanto malinchismo, es hora identificarnos como la raza que somos, asumir nuestra responsabilidad como nación y dar un paso adelante. Como dijo Juan Pablo 2do. Permítanme que os invite respetuosamente a vosotros, representantes elegidos de esta nación, y juntamente con vosotros a todo el pueblo, a cultivar una convencida y meditada confianza en el patrimonio de virtudes y valores transmitido por vuestros antepasados.

Con esta confianza no sólo se pueden afrontar con lucidez los problemas, ciertamente complejos y difíciles, del momento actual, sino también dirigir audazmente la mirada hacia el futuro, interrogándonos sobre la contribución que podemos dar al desarrollo de la civilización humana.