NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE

Hay quienes creen que la vida de los demás debiera ajustarse a lo que ellos piensan

Si la vida en el universo es como un efímero haz de luz que apena lo miras desaparece, ¿por qué no disfrutar de ese instante que se diluye en una gota del tiempo?

Hay quienes creen que la vida de los demás debiera ajustarse a lo que ellos piensan, que los otros son ilusos del tiempo; no se han dado cuenta que ellos prefieren una pisca de ilusiones que un espejo de promesas, que el tiempo que se les evapora se convierte en desencanto e irrealidades.     

La ilusión que a ellos les hace feliz, parece que se ha convertido en su incomodidad, y el vendedor de ilusiones es el responsable de transformar la dicha de uno en la desdicha de otros ¡cuánta locura!, en el día a día de las personas, la vida no se sostiene con los productos milagros, simplemente se arraiga con realidades, o comes y desarrollas tus energías o te enfilas y desbarrancas en el camino a la desdicha. 

Me cuesta trabajo creer en el sano interés de los acérrimos críticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, de querer hacer de nuestro país una nación más prospera y segura, sin desligarlo del anhelo de rehacerse del poder para el disfrute de las canonjías que este les proporciona y al que se acostumbraron bajo la estela de corrupción que a tres años de distancia en que se vieron obligados a entregar el poder, día con día continúan descubriéndose. 

Recordemos que, en la mecánica del mercado y la democracia, las personas tienen la libertad de escoger de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda, y si en este espacio y tiempo hay un vendedor de ilusiones, los compradores serán quienes determinen su existencia o permanencia en los anaqueles del comercio de la política como una marca o bien posesionado en el gusto de los compradores.

Leo y mire el lector:

“Andrés Manuel López Obrador es un vendedor de ilusiones, creador de productos “milagro”, el más importante: su Cuarta Transformación que, en realidad, es un asistencialismo sazonado con ocurrencias que han dejado a millones de familias en la pobreza, sin medicamentos y han ocasionado la muerte de cientos de miles de personas por el manejo torpe e irresponsable de la pandemia e incentivan el avance del crimen con su estrategia de “ abrazos, no balazos”. (Alfonso Zárate, el Universal 7/I/2022)

Cuánta tristeza ignorar la historia y desconocer su utilidad, si la vida no es perene no esperemos que el poder lo sea. El ejercicio del poder hace a los hombres más que arrogantes, al grado de ignorar las perspectivas de los demás, la burbuja en la que se desenvuelven los hace creerse el todo poderoso cuando saben que el poder tiene un límite y un tiempo para su ejercicio.

Bueno sería que dieran a conocer qué país ha efectuado mejor las cosas que el nuestro y en qué renglones, para considerar sus experiencias y aplicar lo que al nuestro convenga; lo que sí me queda claro es que no hay quien pueda decirnos con certeza lo que hoy sería México de haber estado otro gobierno distinto al de la 4ta. Transformación.

Dicen que ha sido tan torpe el manejo dado a la pandemia, que han dejado una estela de muertes jamás vista, y aun así, se atreven a afirmar que es el mejor presidente que ha tenido México. Qué desdicha la nuestra de no contar con un mejor vendedor de ilusiones al que está de paso en Palacio Nacional; qué pena que los dueños del mercado hayan sido desplazados, qué dolor más grande ver como se reparten los recursos que antes alimentaban el crecimiento y generaban andanadas de empleos bien remunerados, y ni que decir de los sectores estratégicos, creo que es tiempo de volver al leer a OG. Mandino.  

La mayoría de quienes tanto critican al presidente López Obrador añoran tiempos que los mexicanos dijeron “basta”, con su voto del histórico julio de 2018. Tenemos, en realidad, no un vendedor de ilusiones sino a alguien que recogió la estafeta de la esperanza en un cambio pacífico posible.