“No te preocupes, Rosario”; una promesa al aire

“No te preocupes, Rosario”; una promesa al aire

 “Contrario a lo que piensan los malhechores, la justicia no lleva prisa”. Este dicho medieval plantea la idea de justicia lenta pero segura. En el bamboleo jurídico de México, ese dicho atraviesa el tiempo. “No te preocupes, Rosario”, fueron palabras de Enrique Peña Nieto para calmar las aguas en su sexenio, ante señalamientos de corrupción y desvío de recursos en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que encabezó Rosario Robles.

Llegó el tiempo de las preocupaciones.

Se habló mucho de un pacto para no sacudir el árbol político, a partir del “borrón y cuenta nueva” prometido por AMLO. Vemos que –en cambio- se cumple otra promesa presidencial: “Habrá seguimiento a los expedientes que están abiertos”.   

LAS CUENTAS DEL ROSARIO

Rosario Robles fue política de peso en la transición mexicana. Personaje complejo, de trayectoria zigzagueante, bisagra entre la izquierda y la derecha política, ex jefa de gobierno del DF y exdirigente nacional del PRD, universitaria activista en los años 80s y promotora social en los 90s, Robles se mantuvo en lo alto de la ola por 25 años. Perspicaz con los dados del poder, no siguió los pasos de López en 2006.      

En el final del sexenio peñista, varios casos de corrupción documentados por la Contraloría General de la Federación, no tuvieron seguimiento judicial. Se reportaron irregularidades y nada sucedió, entre 2014 y 2016. El último encargado de despacho de la extinta PGR, Alberto Elías Beltrán, brilló por su inmovilidad y se dejó rebasar por investigaciones periodísticas. Una cobija de silencio cubrió a la justicia. Pero…

Rosario Robles Berlanga, exsecretaria de Estado imputada por ejercicio indebido de la función pública y el desvío de 5 mil millones de pesos, llegó a su cita con la justicia a las 6 de la tarde del lunes 12 de agosto. La audiencia se prolongó 12 horas y 40 minutos, mientras la expectación crecía en torno al resultado. Punto clave era si se le dictaba prisión preventiva a Robles, por el riesgo de fuga. La madrugada del martes 13 de agosto, el juez Felipe de Jesús Delgadillo resolvió que Robles ingresara a la sección femenil del penal de Santa Martha Acatitla, en prisión preventiva por dos meses mientras se desahogan las pruebas del caso, conocido mediáticamente como la Estafa Maestra (2014-2016).

Antes de la audiencia con el juez, Robles habló fuerte: “Vengo a dar la cara, tengo las faldas bien puestas. Confío plenamente en la autonomía del poder judicial”. Tuvo palabras irónicas: “No me fui a vivir a Canadá”, en referencia al senador por Morena, Napoleón Gómez Urrutia, que en el gobierno de Felipe Calderón puso tierra de por medio ante la persecución judicial por el presunto fraude de 50 millones de dólares al sindicato minero donde Napoleón era heredero de la Secretaría General. Robles busca –junto con su abogado defensor, Julio Hernández Barros- asumirse como víctima política. El caso se ha documentado con empresas fantasma y universidades a las que Sedesol y Sedatu canalizaron apoyos sin supervisión contable y sin saber adónde se invirtieron los recursos.

Rosario dijo ante el juez que, en su momento, el Presidente Peña Nieto estuvo enterado, por vía telefónica y en reuniones personales. No consta por escrito esa información y el juez puede exigir más indagación. Una madeja política.

Es ingenuo pensar que la decadencia del sistema político mexicano no llegó al Poder Judicial. Al llegar a Presidencia, AMLO dijo que no utilizaría el teléfono con línea directa a la Suprema Corte. Sus mensajes apuntan vez tras vez a la autonomía entre poderes. Se quiere combatir la corrupción y su hermana la impunidad. El Poder Judicial no tiene transparencia, en parte por el trabajo confidencial que realiza para procesar casos jurídicos de peso. Se requiere secrecía y respeto al debido proceso, pero ha sido parapeto para obtener la libertad de los delincuentes.

El poder judicial no es inmaculado. En la era dorada del régimen posrevolucionario y en la etapa 1994-2018, los jueces recibían línea desde Los Pinos. Ahora, AMLO afirma: “tenemos que acostumbrarnos a que las cosas han cambiado. Hay dos instancias independientes en el caso de Rosario, la Fiscalía y el Poder Judicial. No hay poder de poderes”. El juicio se hará con Rosario de rayas. “Tenían preparado el sketch para encerrarla”, dijo su abogado defensor, que presentará un último recurso legal. Del otro lado, la unidad de inteligencia financiera reportó 105 cuentas más con desvío de recursos. Hay otros indiciados y 50 servidores públicos en la mira.

POSTDATA

Rosario no tenía por qué preocuparse. Caído el blindaje dela impunidad ahora la preocupación llega hasta al ex morador de Los Pinos.