NOTA BENE

Urgente debatir y definir el papel del periodismo profesional como contrapeso

De manera impensable no hace tanto tiempo, hemos convertido el papel del periodismo en la sociedad actual en un asunto pendiente para el que no se adivinan soluciones fáciles y para el que no hay propuestas.

Ese derecho fundamental a la información se ha transformado en un fenómeno transversal al que han penetrado todo tipo de víboras y tepocatas que, armados con un celular, presentan esta herramienta casi como si fuera un título universitario, en el mejor de los casos, y en el peor como una amenaza o herramienta de chantaje que tiene el campo libre en las Redes Sociales que no tienen reglas de juego y aceptan a cualquiera de buen grado y hasta aplauden linchamientos mediáticos desproporcionados e injustos que solo tienen un objetivo evidente: El lucro por el chantaje.

Descubiertos los negocios, sucios, que hacían al amparo, y encubrimiento, del poder muchos de los que creíamos compañeros de profesión, que incluso veneraban generaciones enteras de colegas, los que amamos y respetamos este oficio nos encontramos en un verdadero caos, sin brújula y sin rumbo.

Los periodistas que manejamos códigos de ética no podemos sustraernos a la percepción generalizada de los ciudadanos de que hemos dejado de ser neutrales hace mucho tiempo, y ahora somos equidistantes. Aquí mismo, en Tabasco, el Gobernador Adán Augusto López, ha denunciado que en el oscuro manejo de las compras de medicamentos se pueden encontrar varias personas ligadas al mundo de la información que nada bueno tienen que hacer en esos menesteres del comercio de la salud.

Asistimos a una ceremonia de la confusión respecto a cuál debe de ser el papel de los periodistas y de los medios, en la denominada Cuarta Transformación que nos ha propuesto como meta nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Si bien es cierto que en estos momentos la República está ocupada en resolver otros asuntos mucho más urgentes, como la corrupción, o sacar adelante a México de los gravísimos problemas económicos que padecemos y los que se asoman para ser sufridos en los próximos meses y años, el papel de contrapeso que tiene, o debería de tener, el derecho a la información y como ejercerlo, no debería de ser un tema menor o que se pueda posponer durante un tiempo indefinido y ahí es donde se propone desde diferentes tribunas, un debate amplio sobre que lo que espera la sociedad de sus periodistas y sus medios de comunicación.

En la actualidad se le da demasiada importancia a quienes no tienen nada que decir en las redes, frente a los profesionales que se han preparado académica, e intelectualmente, para ejercer la profesión con la garantía de que no caben los intrusos, cosa que es impensable que ocurra con los médicos o los abogados o los arquitectos porque hacerlo tiene responsabilidad civil y penal.

Es muy evidente que las redes sociales tienen muchas ventajas que nos permiten conocer la opinión de todos los sectores sociales al segundo sobre cualquier asunto que preocupe a la sociedad y eso es muy bueno, solo que confundimos ese derecho con la información que tiene sus reglas para que sea creíble y permita saber quién dice la verdad por la obligación de recurrir al contraste de la información con fuentes, documentos, o la presencia del reportero en los hechos que se cuentan casi, casi, a modo de notario de la actualidad.

A mi modo de ver hay que reflexionar de forma urgente sobre todo lo anterior con la ayuda de las autoridades, escuchando a los profesionales y preguntando a los ciudadanos que es lo que esperan de este noble oficio que hoy está en la crisis más importante que se recuerde.