NOTA BENE

El parto del futuro promisorio y los rifirrafes

En estos días han predominado determinadas noticias que casi, -solo casi- han opacado la inmensa cantidad de cosas buenas que están ocurriendo en el estado y que de boca del gobernador, Adán Augusto López, conocemos cotidianamente.

Estamos hablando de asuntos de una dimensión verdaderamente histórica, como el inicio de las obras de la refinería de Dos Bocas el próximo 2 de junio y con ello la contratación de más de 20 empleos, bien pagados, que prácticamente se cubrirán con mano de obra tabasqueña. Y con ser fundamental para el futuro del estado no podemos olvidar el acuerdo de “borrón y cuenta nueva” con la CFE o el convenio con la Unidad de Inteligencia Financiera federal para que colabore con la misma agencia estatal en la aniquilación de una de las lacras más tóxicas que hemos padecido en Tabasco durante décadas y que ha lastrado el desarrollo de nuestra tierra históricamente: La corrupción. Asistimos a  una serie de cambios revolucionarios en el estado que vienen de la mano de AMLO y que con singular mérito y facilidad está aplicando nuestro gobernador López Hernández.

Y no es adulación fácil, sino simple y llanamente constatar la realidad de lo que ocurre y que es verdaderamente importante. No podemos perdernos en rifirrafes personales de aspirantes adelantados, ni en defensas o rechazo de tal o cual proyecto más o menos real o simplemente irrealizable.

Es la hora de avanzar y de ver claramente que el porvenir es promisorio y que ya ha asomado la cabeza. Ayudemos a parir el futuro y no permitamos que nada, ni nadie, nos pongan piedras en el camino. Constatamos que Tabasco es un estado de famélicos que trabajan y tienen que solicitar ayuda para llegar exhaustos a fin de mes.

No se trata de vagos, gremio que respeto personalmente muchísimo y que si no envidio es porque nunca he sabido envidiar, son personas que se inflan de trabajar viendo cómo los que engordan son otros. Ya lo sabíamos por el más doloroso de los medios de conocimiento, que es la experiencia, pero ahora lo confirma la Unidad de Inteligencia Financiera solo con un ejemplo. El de Emilio Lozoya y la compañía de Altos Hornos de México. El trabajo no saca de pobre a nadie que no haya sabido buscarse otra salida.

Más de la mitad de los tabasqueños que tienen la suerte de tener empleo deben de conformarse con que les paguen muy mal por realizarlo. Los menesterosos, que ahora se llaman “los que menos tienen”, no pueden lamentarse por no haberlo encontrado, pero ejercen todo su derecho para decir que el que encontraron no les llega ni para el refresco ni para las tortillas, que son dos cosas igualmente necesarias. Por eso la ruta que nos están marcando desde el gobierno federal y el de Tabasco es tan importante.

Todo lo que venga de la refinería, y otras inversiones, trae consigo empleos de buena calidad, que respeta los derechos laborales internacionalmente reconocidos y que en apenas un par de años nos situaran en los primeros puestos del desarrollo de México. Es una apuesta que debemos de apoyar todos los tabasqueños de buena fe, que somos la mayoría. Los que no quieren, o no saben, transformar su vida laboral en productiva se quedarán irremediablemente en el ostracismo social.

Los que prefieran seguir medrando desde cargos públicos, más temprano que tarde, se darán cuenta de que las cosas ya no son, ni serán, como eran.