Nuestra Villahermosa en el tiempo

Nuestra Villahermosa en el tiempo

Tras la masacre de Centla, en que Cortés prácticamente extermina la pequeña aldea de pescadores en la ría del Tabzcoob, que malinchistas mal bautizaron como Grijalva, el 25 de marzo de 1519 declara fundada la Villa de Santa María de la Victoria que existió en la margen izquierda del rio, frente a la actual Frontera.

Celebra la primera misa en territorio firma de Mesoamérica, captura 20 mujeres que entrega a sus tropas, y más tarde le ceden a una que  hablaba varios idiomas, que complacientemente la usa en sus fines y después la va rotando entre sus capitanes.

Deja en la Villa de Santa María de la Victoria una guarnición , en la que sería la capital de la Provincia de Tabasco, y de la que salieron, después de ser gobernadores, los dos Montejo, el Adelantado y el Joven , rumbo a la conquista de Yucatán. De aquí salieron también a la conquista de Chiapas, Guatemala y Centroamérica.

En  1557 los piratas holandeses toman la isla de Trix, hoy del Carmen y comienzan a asolar las costas. En 1597 asaltan e incendian la Villa de  Santa María de  la Victoria y muchos de sus pobladores emigran rio arriba a un rancho de pescadores llamado Tres Lomas, y en 1598 Felipe II , concede un escudo a la naciente población y  promulga Cédula Real nombrándola Villahermosa.

En todos  los planos de la colonia,  siglos XVII, XVIII y XIX, el último de 1816 el punto que marca la población está señalado  como Villahermosa, sin el nombre de ningún santo.

Seguramente con la independencia hubo fanáticos que temieron ver relajada  su religión, y esto originó que en Sesión Solemne, el Congreso del Estado de Tabasco decretara el 27 de octubre de 1826, que a partir del 4 de noviembre siguiente, la ciudad de Villahermosa cambiaría su nombre  para llamarse San Juan Bautista, Teapa a Santiago  y Cunduacán a Natividad. Estas eran las principales poblaciones del Estado en esas fechas.

Y 90 años después, precisamente en la ciudad de Teapa,  el Gobernador General Francisco José Múgica Velázquez emite un Decreto restituyéndole a la capital del Estado su nombre original de Villahermosa.

Y son documentos oficiales, no decires de cultureros de la macolla del elogio mutuo. La Cédula Real de Felipe II nombrando a la naciente población Villahermosa, el Decreto del Congreso cambiando el nombre a Villahermosa por San Juan Bautista, apelativo que tuvo por 90 años,  y el Decreto del General Múgica restituyéndole su nombre original de Villahermosa.

Estos son  documentos oficiales inobjetables a los que tenemos que atenernos, no a boletas de bautismo, cartas  o correspondencias que pueden tener su valor dentro de su ámbito cerrado, pero que de ninguna manera constituyen o  modifican la historia, que no debe seguir siendo deformada.