Nocturno de los obispos mexicanos

La Conferencia Episcopal Mexicana envió al Sínodo Mundial de Obispos

La Conferencia Episcopal Mexicana envió al Sínodo Mundial de Obispos, a celebrarse en Roma, un Informe que es un doloroso retrato del momento espiritual de México y un autorretrato no menos intenso de los límites de la Iglesia católica ante su grey.

Fuera del Estado mexicano, quizá no hay una institución con mayor implantación territorial y mayor acceso a la realidad de la vida a ras de tierra del país que la Iglesia católica.

Y quizá nadie tiene, como esa Iglesia, a través de prácticas como la confesión, la confidencia y la confianza de los fieles, un acceso más directo al mundo de las aflicciones y las culpas de la sociedad, al “estado de su alma”.

De ahí, pienso, el peso de la verdad nueva, distinta, que porta el informe de los obispos, una vez que tomaron la decisión de decir sin ambages lo que ven en el contacto diario con sus fieles.

Y lo que ven, a través de esta consulta hecha en 75 de las 79 diócesis de la Iglesia, no es para tranquilizar a nadie.

Desconozco el Informe completo pero la revista Proceso ha hecho una amplia glosa de su contenido, que aquí retomo (https://bit.ly/3ZHSv42).

Sobre el estado de la grey, el Informe refiere “la presencia generalizada de sentimientos de tristeza, soledad, desesperación, angustia, cansancio, depresión, incertidumbre, miedo, dolor, confusión y vulnerabilidad… sobre todo en zonas pobres, donde crece la desolación”.

A esto hay que agregar, dice el Informe, que “el diálogo nacional se ha complicado debido al clima de polarización política que ha provocado la comunicación gubernamental en los últimos años”.

Es un hecho que las comunidades “se han dividido y confrontado por opciones de política partidista”.

Frente a este panorama de desolación y polarización a la Iglesia católica, dicen los obispos, le “ha faltado fuerza”:

“Ante las realidades de pobreza, sufrimiento y fracaso en que viven nuestros pueblos, reconocemos que hemos caminado también con temor y desaliento”.

Tanto que, por momentos, “parece haber dos historias que no se tocan: la eclesial y la civil”.

“La mutua distancia”, concluyen, “nos empobrece a todos”.