En el siglo VII, el médico chino Yuanfang Chao describió y documentó "la tos de los 100 días", como la primera observación registrada de la tosferina. Casi mil años después, en el actual Irán se habrían documentado los primeros brotes epidémicos en oriente medio. En Europa, en 1578, surge un brote en París; De Baillou lo denomina "quintas", por la tos exaltada cada 5 horas. Un siglo después, el médico inglés Thomas Sydenham la nombraría como "pertussis", por los violentos ataques de tos, per (intensa) y tussis (tos). Los hispanohablantes la conocemos como tosferina (tos de las fieras); mientras que los francófonos la llaman "coqueluche", que podría provenir de coq, el "gallo" con el que terminan las quintas de tos; o por un tipo de capucha que se colocaba a los niños enfermos, usado también por los primeros infectólogos. Es una infección respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis, que se transmite fácilmente a través de la tos y los estornudos. Una causa importante de muerte en niños no vacunados. Los síntomas aparecen 7 o 10 días después de la infección: fiebre, secreción nasal, y tos seca seguida del sonido característico.

A nivel mundial, entre 2010 y 2019 se reportaba en promedio unos 170 mil casos de tosferina cada año, luego disminuyó significativamente durante la pandemia del COVID-19. Pero, desde la segunda mitad de 2023, la OMS registra un aumento significativo de casos en Europa; y en las Américas, brotes masivos desde 2024, sobre todo en Brasil, México, Perú y Estados Unidos.

Este violento incremento de casos podría deberse a una disminución importante en la cobertura de vacunación contra la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP), principalmente durante los 3 años de emergencia por la pandemia pasada. Entre 2020 y 2022, la cobertura de esta vacunación en nuestra región alcanzó su nivel más bajo en décadas, entre el 70 y 80%, más de 1 de cada 5 personas sin inmunización. Para 2023 y 2024 habría una mayor cobertura, pero el daño ya estaría hecho, sobre todo en los infantes. La Organización Panamericana de la Salud recomienda una cobertura de vacunación con la DTP, de al menos el 95% en niños de 1 a 5 años; con especial énfasis en poblaciones marginadas y con baja cobertura.

En México, el crecimiento exponencial de la tosferina preocupa por su letalidad en menores de un año, los más vulnerable; hasta la Semana Epidemiológica 17 se registran casi 850 casos confirmados, pero el número de casos probables o sospechosos se cuadriplicarían hasta los 3,500. Comparado con 2024, es un alarmante incremento mayor a 1,200%. En Chihuahua, CDMX, Aguascalientes, Nuevo León y Estado de México, de 60 a 90 casos, los más afectados; solo en Tabasco ningún caso confirmado, pero se advierten algunos casos probables. La muerte de casi 50 infantes menores de 1 año sin vacunación activó la alerta, 9 de cada 10 con menos de 6 meses. Jalisco y CDMX, con 7 fallecidos cada uno; Estado de México, Chihuahua y Chiapas, con 5; y la mayor letalidad de esta peste, en Puebla, Campeche y Chiapas.

Luego de la Alerta y el penúltimo Boletín Epidemiológicos en abril pasado, revelando unos 1,500 casos y 50 decesos acumulados, por sarampión y tosferina, la semana pasada el gobierno lanzó la Primera Semana Nacional de Vacunación 2025, con la meta de inmunizar a unos 2 millones de personas. Se busca contener estos brotes de sarampión y tosferina, así como reforzar el esquema vacunación en niños y adolescente. Las autoridades exhortan a padres de familia a revisar las cartillas de vacunación y acudir con sus menores a los módulos, centros y clínicas habilitados en todo el país.

La vacunación oportuna y completa es la principal herramienta para frenar la propagación de estas enfermedades que se creían controladas. Las vacunas salvan vidas, son la única y más poderosa defensa para prevenir y protegernos de este mal. La vacunación nos confirma que la vida tiene sentido cuando cuidamos de uno mismo, de los nuestros y de los demás.

(drulin@datametrika.com/Investigador Titular, UJAT/Director General, Datametrika Co.)