Adiós al partido hegemónico, no habrá un nuevo PRI; cambios profundos en México

ENTRE los saldos de la gran insurgencia ciudadana de julio del 2018 que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador

*Morena tendrá que prepararse para competir y convencer

*La oposición busca su identidad; frente único, riesgo y necesidad

*Habrá nuevos partidos después del 2024; recomposición política

ENTRE los saldos de la gran insurgencia ciudadana de julio del 2018 que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador, con más de 30 millones de votos, están varios aspectos; pero sin duda uno destacado es el cambio radical del sistema de partidos. Así lo mencioné en el programa “A Fondo”, que conduce Jesús Sibilla Oropesa en la XEVT el pasado lunes, y al que tuvo la amabilidad de invitarme para hacer un balance de los cuatro años de AMLO en el poder y del explosivo inicio del 2023.

Fue una larga conversación y en la que abordamos diversos temas de los cuales iré dando cuenta al paciente lector. Chuy Sibilla me propuso de entrada revisar en público el asalto al penal en Ciudad Juárez, Chihuahua; la captura de Ovidio Guzmán en Sinaloa y los daños colaterales; la designación de la primera mujer al frente de la Suprema Corte de Justicia; el choque de trenes del metro de la Ciudad de México, las implicaciones políticas para Claudia Sheinbaum; las declaraciones de AMLO en cuanto a que la ayuda a los pobres es estrategia política; la cumbre tripartita con Josep Biden (EEE) y Justin Trudeu (Canadá) en México (López Obrador). Así como un breve repaso a los saldos del actual régimen.

NUEVO RÉGIMEN

COMO PUEDE apreciar el lector se trató de una agenda amplia a la que sin duda le faltaron otros aspectos de contexto que permitieran asomarnos a lo que ha sucedido en Tabasco en estos últimos cuatro años. Hoy, si me lo permite, ampliaré una idea sobre lo que me parece uno de los cambios fundamentales para el régimen político y del cual hice mención en la entrevista con Chuy Sibilla.

Se trata del futuro de los partidos políticos. Esto tiene que ver no sólo con la situación que vive actualmente la oposición sino con el perfil de Morena, surgido del obradorismo como Movimiento de Regeneración Nacional, una coalición multicolor que buscó institucionalizarse con su registro como partido y que dio nueva vida no sólo al PVEM y PT, sino también a un segmento del tricolor igualmente diverso. Están en Morena algunos que integraron la disidencia como Corriente Crítica, pero también otra franja del PRI tradicional.

Un hecho relevante, me parece, es que llegó a su fin el sistema de un partido hegemónico como lo fue el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por más de medio siglo (y en algunos estados por casi cien años). El terremoto electoral del 2018, si tomamos con referencia las votaciones para diputados (en la Presidencia fue peor) colocó al PRI en 17.22%, una caída a la mitad de su cosecha del 2012 cuando fue de 33.57%; el PAN cayó a 18.68%, cuando seis años antes logró un 27.26%; en tanto que el PRD vivió una debacle pues su principal activo (AMLO), ya no estaba con ellos: pasó a 5.49%, contra 19.34% que tuvo en 2012.

Los otros partidos tradicionales o históricos como el PVEM, PT y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) se diluyeron hasta casi estar en el límite de la pérdida de sus registros. Por si algo faltara, sus alianzas de entonces y de ahora, los han dejado sin identidad.

FUERZAS EN REPARTO

NO PRETENDO fatigar al lector con más cifras, porque podría apoyarme para mi argumento en los resultados de las votaciones intermedias del 2021, sino que es mi intención mostrar que el partido tradicionalmente hegemónico (el PRI), apenas se ubica actualmente en una intención del voto de menos del 20%, en tanto que el PAN –con una larga tradición opositora o de una cara del bipartidismo, y que tuvo la Presidencia durante dos sexenios-, también está en los límites del 20%. Del PRD, que con López Obrador llegó a la antesala del Palacio Nacional, se registra un desplome catastrófico: está ubicado en la línea de riesgo por su registro, ya que en las elecciones intermedias con menos del 4% de las preferencias ciudadanas. 

Esto quiere decir que tanto del PRI como del PAN podemos descartar un  nuevo partido hegemónico. Ahí está Morena que puede serlo, me han dicho algunos observadores de la política nacional; sin embargo coincido con quienes ven casi imposible que se constituya un nuevo partido “casi único”. Mucho menos con aquella larga vida que tuvo el tricolor.

Es cierto que Morena obtuvo el 38.80% de los votos en 2018 contados los obtenidos por sus candidatos a diputados con lo que aseguró una mayoría aplastante; pero esta fuerza disminuyó en 2021 y las elecciones del 2024 se presentan distintas a las de hace seis años. Aun con una oposición en busca de su identidad y de integrar un bloque único, Morena tiene en su interior una lucha no tan silenciosa lucha que sólo es mitigada por el dominante liderazgo de López Obrador.

Puede observarse que su hegemonía quizá dure un sexenio más, pero con una fuerza repartida, si no es que abiertamente dividida. No volverá, me parece, el sistema de un sólo partido. Son otros tiempos. Es una de las ganancias del histórico 2018.  

AL MARGEN

OCTAVIO Romero, director de Pemex: sin muchos que se quedaron en el camino quizá no estaríamos aquí (en el gobierno). Hay que esperar los tiempos. (vmsamano@hotmail.com)