Pemex, nuevo auge

Pemex, nuevo auge

Cierto es que México no es un país con la abundancia petrolera en reservas por décadas e incluso más allá de la centuria como sí lo pueden presumir las naciones del Medio Oriente y, aún más cerca, el vecino país continental de Venezuela. Pero definitivamente tiene lo suyo para con suficiencia tener abasto propio de gasolina, sin depender de exportación. De ahí la trascendental plataforma del Gobierno de la República por replantear este sector energético.

Fue una insultante mentira aquello de que “la gallina de los huevos de oro se secó” manifestada por el ex presidente Enrique Peña Nieto, aquel 12 de junio de 2017, en alusión a Petróleos Mexicanos y a la reserva del hidrocarburo. Por lo contrario, el tres de noviembre siguiente, con el hallazgo del yacimiento petrolífero IXACHI-1 al sur del puerto de Veracruz, en Cosamaloapan, declararía lo contrario: “Pemex es ahora más ricio”.

Con el discurrir de los meses se anunciarían otros tantos descubrimientos de campos petroleros, particularmente en el subsuelo de Veracruz y aguas someras del estado de Tabasco, en su caso muy próximos al puerto de Dos Bocas, en la municipalidad de Paraíso.

Los más recientes fueron dados a conocer este 30 de agosto de este 2018 por Pedro Joaquín Coldwell, entonces Secretario de Energía, a propósito de su visita a esta entidad.  

Peña Nieto tal vez quiso decir, valga aquí la conjetura, que el energético había dejado de ser rentable, considerando que las estadística de coyuntura del Banco de México consignan que cuando asumió a la presidencia el barril se cotizó en 97 dólares para palatinamente depreciarse en la crisis hasta caer en los 20.02 dólares el 19 de enero, y se despidió al final de su gestión con el costo de 53.14 dólares, un 45 por ciento menos en su valor de cuando lo heredó.

Pemex fue la empresa más productiva de México, fue el principal contribuyente a las finanzas de México, el que más impuestos pagó, es el que aportó más a hacienda pública.

A ese nivel la importancia histórica de la industria de los hidrocarburos en la aportación al Producto Interno Bruto, seguido por  la actividad turística y también las remesas venidas de los paisanos residentes ilegales en  el vecino Estados Unidos.

Claro está que al no cubrirse las expectativas de la cotización fijada por el energético, en el Paquete Económico de Ingresos y Egresos para el ejercicio fiscal de su sexenio, definitivamente le menguó a la federación, estados y municipios hasta restringirles políticas públicas de carácter social y de infraestructura física estratégicas, las cuales se cancelaron.

Por su dependencia, Tabasco y Campeche fueron los más afectados con una cruda crisis a todos niveles, iniciado con el cese masivo de miles de trabajadores, profesionistas y obreros, impactado a toda la cadena de valor en su economía.

Las empresas ganadoras de campos petroleros, concursados en las Rondas uno y dos, reguladas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos, hasta ahora han empezado a operar cuando la cotización empieza a ser rentable para sus inversiones. 

En medio del boom petroleros en la década de los setentas los yacimientos de Tamaulipas, Veracruz, Chiapas y Tabasco paulatinamente dejaron de tener importancia hasta ser abandonados, en virtud del gran diamante que representó  el activo Cantarell, éste en aguas someras próximas a Ciudad del Carmen, Campeche, el cual hasta entrada la primera década del actual Siglo XXI produjo cantidades exorbitantes, incluso alcanzó los 3 millones 400 mil barriles diarios en el sexenio de Vicente Fox.

En consecuencia, hubo riqueza monetaria en dólares, que en vez de destinarse al pujante desarrollo aparejado con el crecimiento del país fue objeto de una inmisericorde corrupción del régimen gubernamental prevaleciente.

Pese a esa podredumbre que privó a los mexicanos de aspirar sólidamente a una prosperidad, el sector de los energéticos en cuanto al petróleo se tiene todavía mucho de reservas en el polígono del sur y sureste mexicano, además del norteño estado de Tamaulipas.

En Tabasco se estima una superficie sin explorar de cuando menos el 70 por ciento de posibles reservas, adicional al potencial en aguas someras hacia donde se centraron los intereses. Habida cuenta aquí se tiene aún mucho que aportar en petrolíferos, sobretodo del clasificado como Olmeca, por su viscosidad ultraligera que no requiere mayor refinación para su conversión en gasolina.

Una promisoria era

Considerada esta región el epicentro de la explotación petrolera, el presidente Andrés Manuel López Obrador hará del dominio público este domingo nueve de diciembre su Plan de Refinación de Hidrocarburos justo en Dos Bocas, Paraíso, donde pondrá la primera piedra para la edificación de la nueva refinería con un presupuesto de 45 mil millones de pesos hasta entrar en operación a mediados de su gestión; sumada al proceso de modernización de las otras seis se tienen la proyección es lograr la autosuficiencia en gasolina.

El Plan de Refinación de Hidrocarburos se sustenta entre los 100 compromisos pronunciados por López Obrador en el zócalo de la Ciudad de México ese uno de diciembre, en el que rindió protesta presidencial. Reiterará con cifras el  destino de la mayor inversión pública para producir con urgencia más petróleo y gas, con el propósito de enfrentar la crisis de combustibles.

Una vez más hará la convocatoria “a los técnicos y obreros petroleros, en activo o jubilados, para actuar con patriotismo, como se hizo en los tiempos del general Lázaro Cárdenas, para volver a rescatar la industria petrolera nacional”.

Además, confirmará que “para nada se usarán métodos de extracción de materias primas petrolíferas y de gas que afecten la naturaleza y agoten las vertientes de agua, como el fracking”.

Bitácora

Con la refinería de Dos  Bocas, el gobierno de la República está obligado a beneficiar a los tabasqueños; al sector local de la construcción, a organismos colegiados de la ingeniería civil, entre otros, en las áreas donde les competen.

eduhdez@yahoo.com