OPINIÓN

ESCALA CRÍTICA

Pendientes 2020 y 4T: frentes internos y presión externa, consenso y resultados
23/01/2020

MIENTRAS en medios y redes virtuales se discute el destino del avión presidencial y la moción AMLO/Rifa para deshacer el entuerto, la vida está en otra parte: el segundo año de gobierno se desarrolla con agenda nutrida que necesita respuestas eficaces en forma de políticas consensuadas. Gobernar es convencer: ahí está el reto del presidente López Obrador frente a críticos, adversarios y detractores que sobrevuelan espacios de opinión pública.

Ejercicio interesante es comparar las encuestas sobre AMLO –que muestran aprobación mayoritaria: 7 de cada 10 mexicanos- con las columnas y artículos de opinión sobre dichos y acciones del Presidente. La diferencia es significativa y permite inferir la polarización en la disputa por la nación. Dicen los defensores de AMLO que estamos ante un escenario de élites contra pueblo.

Veamos cómo pinta 2020 para México en frentes internos y el frente externo  EEUU, con pendientes que serán turbulentos si no se atienden en el marco democrático de búsqueda de consensos.   

DEMOCRACIA Y CONSENSO

EN EL SENADO se detuvo la discusión de una reforma judicial con modificaciones constitucionales a 14 artículos. Cirugía mayor. Este punto inquieta a especialistas en Derecho que advierten: si pasa esa reforma habrá retroceso en materia de libertades civiles, investigación criminalística y atribuciones del Ministerio Público. Ricardo Monreal, Presidente del Senado y un brazo fuerte de Morena, informó que habrá cabildeos para “revisar que las modificaciones no atenten contra derechos constitucionales”. Es saludable la reflexión sobre el resguardo de libertades y mejoría de procedimientos judiciales, antes de llegar  a sesiones parlamentarias. Los avances en seguridad tienen que atenderse con precisión para llegar a consensos.

Deliberación, cabildeo y selección de estrategias son pan y sal de la democracia. Lo curioso es que algunos comentaristas políticos hablan del “talante autoritario del régimen de la 4T” (Aguilar Camín, Milenio/enero 20) y de “las intenciones para convertir a México en una dictadura” (Pablo Hiriart, El Financiero/enero 20). Si así fuera, la reforma judicial con 14 modificaciones no tendría que esperar cabildeos ni pasar por la criba del Senado. Hay juicios y prejuicios.

De cualquier modo, en materia de seguridad no bastarán las reformas judiciales en papel. Ayudaría un marco legal más ajustado a las necesidades del México desgastado de nuestros días, pero la prueba del cambio pasa por calles, ciudades y pueblos. Es ahí donde los resultados tienen que hacerse visibles.

DESIGUALDADES Y REALIDADES MEDIÁTICAS

LA ECONOMÍA aparece como otro gran pendiente, luego del año de crecimiento cero. Hemos comentado aquí la necesidad de contextualizar el debate sobre crecimiento económico, a través de la distribución de la riqueza que implica redistribución del ingreso. Las cuentas están incompletas.

El progreso económico se humaniza con la noción de ‘desarrollo’ en el centro del debate: progreso social, no progreso estadístico. Desarrollo es distribución equitativa de ingresos reales que se hacen llegar a la población. Riqueza que fluye en el cuerpo social. Ahí está la lucha contra pobreza y desigualdad. México tiene margen de mejora por decisiones gubernamentales que incluyen la noción de desarrollo en el debate económico. Pero también se requiere del concurso de la gente, del trabajo social.                

Las realidades mediáticas son asunto candente, con AMLO en la función (mañanera) de apagafuegos y surtidor de conversación pública. En los medios se expresan intereses sociales y económicos que ven de reojo al nuevo gobierno. El viraje de la publicidad asignada (6 mil millones anuales) fue punto de quiebre, explica aunque no todo. La tanda de calificativos no ayuda a fijar puntos de encuentro. Los medios tienen que informar y criticar, entendiendo que en el contexto llevan la penitencia: su crítica en otros sexenios fue microscópica. Salvo excepciones.

Televisión y radio, más allá de los reproches presidenciales por “fifís y conservadores que se ponen el saco”, deben ubicar su función social (informar con veracidad) como eje de su función comercial (obtener ganancias por los servicios que prestan). Eso, si quieren recuperar credibilidad. AMLO ganó la elección en 2018 y ganó la batalla de medios en 2019. El tiempo debe correr para cerrar brechas, aunque parece que ese pleito seguirá: realidades mediáticas que compiten con “los otros datos” del Presidente.                        

En 2020, la agenda del gobierno federal puede complicarse por la relación con EEUU. El año electoral allá trastocará temas estratégicos: comercio, migración, seguridad y combate al crimen organizado. Donald Trump mostró beneplácito por la aprobación del T-MEC en el Senado norteamericano, al igual que AMLO. Pero en las campañas no hay ‘amigous’. Trump muestra la intención de evadir el impacto del juicio político en su contra (impechmeant) con críticas a México y marcación personal a las políticas de AMLO: Guardia Nacional, trato a migrantes, estrategias económicas y de seguridad. La agenda se contamina con las ansias de reelección de Trump. (vmsamano@hotmail.com)




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