Perder una lengua, es perder una parte del mundo

Perder una lengua, es perder una parte del mundo

Los tejidos sociales no deben romperse. Una frase corta, pero bien construida, contundente, con un mensaje que va más allá de cualquier límite.

Así lo puntualizó José Hernández Reyes, director del Museo de Cultura Popular en la entidad, y que dio entrada al “Encuentro de Literatura Indígena Contemporánea”, que se llevó a cabo el diez y once de diciembre en el museo de Antropología Regional Carlos Pellicer Cámara.

Con mesas redondas se defendió el idioma indígena, porque no se trata de marginarlo sino todo lo contrario, es ir en busca de esa musicalidad que le caracteriza y su riqueza en significado.

Ahí se dieron cita escritores indígenas locales y algunos de talla nacional, quienes dieron a conocer lo que están escribiendo, además de puntualizar el panorama actual sobre sus trabajos.

Algunas discusiones versaron sobre la literatura infantil, traducción y oralidad narrativa.

José Hernández indicó que se tiene que profesionalizar la traducción para temas que tienen que ver con la literatura, porque es una manera de preservarlas, además permite llegar a otras latitudes, y obliga a otro tipo de reflexión y análisis.

Salvaguardar lenguas como el ayapaneco es interesante. Una lengua local, pero en peligro de desaparecer.

Otro foco rojo es el zoque, del cual se registran sólo cuatro hablantes, y el náhuatl, una lengua que se refugia en Cunduacán y Comalcalco (en Cupilco existen unas 200 familias).

Afortunadamente el yokot´an tiene un número considerable de hablantes en varias regiones, y sobrevive sin problemas, aunque su mayor enemigo es la pena y la discriminación, incluso en las propias familias.

En ese sentido José Hernández señala que cuando se pierde una lengua, se pierde una manera de nombrar al mundo, y es triste perder palabras.

Como dato se considera que a nivel nacional existen 66 lenguas como tal, con sus variantes dialectales de un mismo idioma. En esta reunión se presentó el libro Grafiantes, del escritor Níger Madrigal, y fue la promotora de literatura infantil Elizabeth Meza, la encargada de mostrar cómo se formó la obra. En sí es un libro elaborado con trabajos de niños, quienes se acercaron a la poesía a través de imágenes. Elizabeth Meza detalla que se trata de un libro con un alto grado de significación, que reúne dentro de la sencillez y brevedad de sus poemas, la complejidad de sentido, además porque fue traducido a la lengua yokot´an.

Y recopila la escritora: la complejidad no significa dificultad para que el lector niño recree imágenes que le permitan establecer preguntas. La literatura – como sabemos- provoca interrogantes sobre el mundo. La imagen del amor implica sin duda un enigma y a la vez una serie de concesiones que el niño se hará en su interior.

En la obra se encuentra el color de las palabras, las formas en la poesía de Niger Madrigal y se constata una labor artística en conjunto con Maximiliano, Guillermo, Jania, Víctor Hugo, Jaqueline, Elián, María Guadalupe, Emanuel, niñas y niños que en ese momento (2011) tenían desde 6 a 10 años.

PARÉNTESIS

En el 2020 serán evaluados alrededor de 6 mil elementos policiacos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la Fiscalía General del Estado (FGE) y las direcciones de seguridad pública municipales y se analiza la posibilidad de que se incluya al personal de la Guardia Nacional.   

(kundera_w@hotmail.com)